Post publicado en Sintetia el 3 de Octubre de 2017
Somos nuestras agendas. Aquello
a lo que dedicamos el tiempo nos define. También la intensidad y la eficiencia
con la que usamos el tiempo. Cada uno tiene su tempo y lo encaja como puede en
el ritmo con el que viven las organizaciones dónde habita. Hay un amplio
abanico de usos del tiempo en nuestras profesiones que va desde la procrastinación
contumaz hasta la banalización del sentido de urgencia.
a lo que dedicamos el tiempo nos define. También la intensidad y la eficiencia
con la que usamos el tiempo. Cada uno tiene su tempo y lo encaja como puede en
el ritmo con el que viven las organizaciones dónde habita. Hay un amplio
abanico de usos del tiempo en nuestras profesiones que va desde la procrastinación
contumaz hasta la banalización del sentido de urgencia.
Si miramos nuestras agendas ¿
qué vemos? Reuniones, reuniones, reuniones. Quizás algún tiempo para entrevistas
y algunos recovecos para contestar correos y quizás hacer alguna
videoconferencia o llamada. También están los viajes. Alguna inercia profunda
parece adueñarse incluso de la agenda de aquellos para los que el trabajo es
distinto cada día. Las agendas están
magnetizadas hacia inercias estructurales que a algunos les confieren
seguridad. Tener la agenda llena es la justificación de muchos, pero tener la
agenda llena, no significa generar resultados.
qué vemos? Reuniones, reuniones, reuniones. Quizás algún tiempo para entrevistas
y algunos recovecos para contestar correos y quizás hacer alguna
videoconferencia o llamada. También están los viajes. Alguna inercia profunda
parece adueñarse incluso de la agenda de aquellos para los que el trabajo es
distinto cada día. Las agendas están
magnetizadas hacia inercias estructurales que a algunos les confieren
seguridad. Tener la agenda llena es la justificación de muchos, pero tener la
agenda llena, no significa generar resultados.
La agenda tiene relación con
nuestras funciones y con nuestra posición. Vertebramos el tiempo en base a
nuestros “qué” ( las tareas que se nos asignan) y de nuestros “cómo” ( el
formato con el que abordamos nuestras tareas) pero en nuestras agendas apenas
asoman los “porqué”. Y esa ausencia de sentido es lo que lleva a muchos a
desmotivarse, a convertirse en profesionales oscilantes y a dejar de
comprometerse progresivamente. Las agendas movidas por los “porqué” son más
motivadoras, menos tediosas, más dinámicas.
nuestras funciones y con nuestra posición. Vertebramos el tiempo en base a
nuestros “qué” ( las tareas que se nos asignan) y de nuestros “cómo” ( el
formato con el que abordamos nuestras tareas) pero en nuestras agendas apenas
asoman los “porqué”. Y esa ausencia de sentido es lo que lleva a muchos a
desmotivarse, a convertirse en profesionales oscilantes y a dejar de
comprometerse progresivamente. Las agendas movidas por los “porqué” son más
motivadoras, menos tediosas, más dinámicas.
Lo curioso es que cuando nos reunimos en las empresas
siempre hablamos con palabras gruesas. Hablamos de estrategia, de innovación,
de poner a los clientes en el centro, de aprendizaje, de valores corporativos,
de la importancia de las personas en la organización. Pero se terminan los
encuentros y cada uno se diluye en la inercia de su agenda.
siempre hablamos con palabras gruesas. Hablamos de estrategia, de innovación,
de poner a los clientes en el centro, de aprendizaje, de valores corporativos,
de la importancia de las personas en la organización. Pero se terminan los
encuentros y cada uno se diluye en la inercia de su agenda.
Y por mucho que hablemos de
innovación si no está en nuestras agendas no saldrá nunca nada nuevo. La
innovación es poner el futuro en la agenda del presente. Nada más. Por mucho
que alabemos la formación si no está en nuestras agendas, ¿cómo vamos aprender,
y si no aprendemos cómo vamos a inspirar a nuestra gente? Respetamos a aquellas
personas de las que aprendemos y que nos inspiran. Si no tenemos espacio para
crecer como profesionales y como líderes cómo vamos a ganar el respeto. Si no
tenemos tiempo de escribir ¿ cómo sabemos lo que pensamos? Sin escribir, las cosas importantes se
desdibujan en la inconsistencia. ¿cómo vamos a poner a los clientes en el
centro si nunca hablamos con ellos más allá de la contingencia, de los
pormenores de cualquier relación transaccional? Si nos toca liderar ¿cómo vamos
a dar ejemplo si no tenemos tiempo de practicar lo que predicamos? Por ejemplo,
un líder que quiera evangelizar sobre la transformación digital de su empresa
solamente será creíble si el se ha transformado digitalmente como profesional,
y no hará esta transformación si no está
en su agenda personal.
innovación si no está en nuestras agendas no saldrá nunca nada nuevo. La
innovación es poner el futuro en la agenda del presente. Nada más. Por mucho
que alabemos la formación si no está en nuestras agendas, ¿cómo vamos aprender,
y si no aprendemos cómo vamos a inspirar a nuestra gente? Respetamos a aquellas
personas de las que aprendemos y que nos inspiran. Si no tenemos espacio para
crecer como profesionales y como líderes cómo vamos a ganar el respeto. Si no
tenemos tiempo de escribir ¿ cómo sabemos lo que pensamos? Sin escribir, las cosas importantes se
desdibujan en la inconsistencia. ¿cómo vamos a poner a los clientes en el
centro si nunca hablamos con ellos más allá de la contingencia, de los
pormenores de cualquier relación transaccional? Si nos toca liderar ¿cómo vamos
a dar ejemplo si no tenemos tiempo de practicar lo que predicamos? Por ejemplo,
un líder que quiera evangelizar sobre la transformación digital de su empresa
solamente será creíble si el se ha transformado digitalmente como profesional,
y no hará esta transformación si no está
en su agenda personal.
Las agendas no son un pozo sin
fondo pero tienen fondos profundos. Nos toca hacer muchas cosas. Vivimos en
entornos complejos que nos exigen sentido poliédrico y mucha capacidad de
síntesis. Nuestras agendas se estiran hasta cierto punto, es cierto, pero se estiran mejor si las llenamos de
sentido. Liderar es llenar las agendas de sentido. Liderar es aportar transcendencia
a los trabajos rutinarios, es ayudar a que cada uno saque lo mejor de sí mismo
y lo concrete en su agenda. Liderar es explicitar el porqué hacemos las cosas y
dejar autonomía para su concreción. Sentido y autonomía son lo que evita la
desmotivación. La motivación es mejor traerla puesta de casa.
fondo pero tienen fondos profundos. Nos toca hacer muchas cosas. Vivimos en
entornos complejos que nos exigen sentido poliédrico y mucha capacidad de
síntesis. Nuestras agendas se estiran hasta cierto punto, es cierto, pero se estiran mejor si las llenamos de
sentido. Liderar es llenar las agendas de sentido. Liderar es aportar transcendencia
a los trabajos rutinarios, es ayudar a que cada uno saque lo mejor de sí mismo
y lo concrete en su agenda. Liderar es explicitar el porqué hacemos las cosas y
dejar autonomía para su concreción. Sentido y autonomía son lo que evita la
desmotivación. La motivación es mejor traerla puesta de casa.
Los líderes consistentes nos
inspiran. La inspiración es de las cosas que mejor nos rescata de la
mediocridad. Una inspiración importante tiene que ver en cómo usamos el tiempo
( en el fondo en cómo usamos nuestra vida profesional). Debemos empezar a usar barómetros que nos
indiquen realmente cuánto tiempo dedicamos a las cosas que decimos que son
importantes ( deleitar a los clientes, hacer estrategia, innovar, aprender,
liderar equipos o grandes comunidades, etc.). Nos iría muy bien tener agendas
que nos dieran automáticamente transparencia a lo que realmente dedicamos el
tiempo. Una herramienta que además nos permitiera comparar nuestra agendas con
las de nuestros líderes o con las medias de uso del tiempo en nuestras
empresas.
inspiran. La inspiración es de las cosas que mejor nos rescata de la
mediocridad. Una inspiración importante tiene que ver en cómo usamos el tiempo
( en el fondo en cómo usamos nuestra vida profesional). Debemos empezar a usar barómetros que nos
indiquen realmente cuánto tiempo dedicamos a las cosas que decimos que son
importantes ( deleitar a los clientes, hacer estrategia, innovar, aprender,
liderar equipos o grandes comunidades, etc.). Nos iría muy bien tener agendas
que nos dieran automáticamente transparencia a lo que realmente dedicamos el
tiempo. Una herramienta que además nos permitiera comparar nuestra agendas con
las de nuestros líderes o con las medias de uso del tiempo en nuestras
empresas.
Las culturas corporativas
definen muchísimo los usos del tiempo. Por eso cuando pensamos que necesitamos
una transformación cultural, en gran medida, este cambio de cultura se
materializa en nuestras agendas. Las culturas consistentes reducen el gap entre
lo que dicen y lo que hacen y lo que hacen o está en la agenda o no existe.
definen muchísimo los usos del tiempo. Por eso cuando pensamos que necesitamos
una transformación cultural, en gran medida, este cambio de cultura se
materializa en nuestras agendas. Las culturas consistentes reducen el gap entre
lo que dicen y lo que hacen y lo que hacen o está en la agenda o no existe.
( La imagen es de una obra de Piero della Francesca)