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Desaprender

26/06/2017




Este post fue publicado en Sintetia el pasado 8 de Mayo de 2017

Lo difícil no es aprender. Lo
difícil es desaprender. Y si aprender es algo más que ser formado, desaprender
es algo más que ser informado de los cambios. Aprender es adquirir
conocimientos, habilidades, experiencias. Desaprender es amortizar recetas que
en el pasado nos procuraron mucho éxito como personas o como organizaciones
pero que forman parte de un contexto que dejó de existir. Desaprender es
reprogramarnos para nuevos contextos. No desaprendemos para vaciarnos, si no
para volver a llenarnos de conocimiento útil y de competencias que nos orienten
más hacia el futuro que hacia el pasado.

Tradicionalmente hemos respetado
a los jefes de los que aprendemos y empieza a ser hora de respetar también a
los jefes que saben desaprender. Es decir aquellos que nos inspiran también por
lo que saben olvidar, por sus esfuerzos de actualización, por la inspiración
que transmiten acercándonos a nuevas fronteras.  Hoy los conocimientos son dinámicos,
contingentes. También lo son algunas de nuestras habilidades. Pero no lo son
los valores.  Necesitamos gente que
prefiera la honestidad, que  este ávida
de nuevos conocimientos y que aprenda nuevas competencias ejerciendo.

Ensayo algunos ejemplos sobre el
desaprender en las organizaciones.  En
una universidad por ejemplo deberíamos desaprender del modo como definimos el
contenido de las asignaturas pensando en un mundo que en pocos meses está
doblando el conocimiento al que tiene acceso. Deberíamos desaprender a hacer la
investigación cerrada y aprender a hacer ciencia abierta en una investigación
más compartida. Deberíamos desaprender a valorizar no solamente a valorizar
desde la universidad a la empresa, sino también des de los desafíos de
conocimiento de las empresas hacia la universidad.  En las empresas por ejemplo, me temo que hay
que desaprender una concepción antigua de la gestión de recursos humanos,
empezando por desaprender esta denominación. No construimos empresas
adaptativas y ágiles solamente con ejércitos de obedientes. Los bancos, creo,
que ya se están dando cuenta.

Alguna referencia sobre el
desaprender a nivel personal. Me temo que el Big Data nos comportará
desaprender el modo como tomamos decisiones. Habitualmente tomamos decisiones a
partir de nuestras series históricas añadidas a nuestra experiencia
profesional. Creo que el Big Data nos permitirá tomar decisiones sobre lo que
está pasando en directo y nos forzará a establecer relaciones de causalidad
mucho más ágiles. Me temo que la inteligencia artificial nos invitará a desaprender
el tomar decisiones sin la ayuda de asistentes muy potentes que nos permitirán
escudriñar complejidades de otro calibre. Imagino que la impresión 3D nos
llevará a desaprender un mundo diseñado en 2D y nos facilitará imprimir formas
geométricas imposibles antes y mucho más eficientes. También hará desaprender
las reglas de la manufactura convencional ( moldes para producción masiva) y
nos permitirá manufacturar con personalización masiva. El Blockchain nos
llevará a desaprender confiar solamente en autoridades centralizadas para
ensayar sistemas de confianzas distribuidas mucho más fiables en un mundo
hiperconectado.

Antes, el proceso de aprendizaje
pertenecía a la etapa inicial de nuestro vida. El aprendiz se preparaba para un
oficio que maduraría a lo largo de toda su vida. Tener talento era profundizar
en el oficio. Hoy, el proceso de aprendizaje debe durar toda la vida y debemos
programarlo con mucha asiduidad. Pero este proceso de aprender solamente es
sólido si incluye el desaprender. Igual que programamos y sistematizamos el
aprender, debemos sistematizar el desaprender. Casi como una especie de
obsolescencia programada de conocimientos y de algunas de nuestras competencias
( aquellas que tienen más que ver con nuestra relación con las máquinas). En
cambio nuestros valores profundos ( la honestidad, el respeto, la generosidad,
etc. ) son  de larga duración, nos
deberían acompañar toda la vida.

Para aprender hay que querer.
Para desaprender hay que querer más. Cuesta más. Para desaprender hace falta
humildad, desterrar la arrogancia de los éxitos pasados. Los que están de
vuelta, los que regalan lecciones desde las alturas, los que recitan imposibles
ante cualquier aprendiz de emprendedor, no desaprenderán.

Desaprender exige apertura,
sensibilidad hacia las nuevas hibridaciones, atención a las innovaciones.
Significa aceptar que hay nuevos agentes de los que podemos aprender. Algunos
veces serán gente mucho más joven que nosotros y les deberemos agradecer el
desaprender gracias a ellos. Otras veces, me temo que no serán ni personas, que
algunas máquinas inteligentes nos invitarán a desaprender y que la suma de la
inteligencia natural y la artificial nos hará mucho más competentes.

Pero tanto aprender como
desaprender se sustancian en la práctica. Son learning and unlearning by doing. Tener talento en la actualidad se
acerca mucho a la capacidad de profundizar en algo y a la vez zigzaguear en
conocimientos, competencias y experiencias. Desaprender rompe la linealidad de
la antigua formación, simplemente acumulativa. Desaprender nos hace diseñar
distinto aquello de las carreras profesionales ( y también debería transformar
notablemente  aquello de las carreras
académicas).

Creo que este año vamos por fin
a realizar seminarios de desaprender en algunas universidades. Nos ayudará a
aprender de un modo distinto. A ser conscientes de lo que significa vivir en un
mundo de conocimientos contingentes y valores permanentes.

La imagen es de una obra de Filipino Lippi