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Crear una cultura es más difícil que crear un negocio

03/04/2016


Crear una cultura corporativa es
más difícil que crear un negocio. Las culturas corporativas son los
comportamientos que desplegamos cuando nadie nos ve. Son eso que Umberto Eco
decía que aprendemos cuando nadie se propone enseñarnos. Son automatismos
naturales crecidos en un contexto sin programas ni incentivos. Son huellas de
liderazgos. Son batallas, éxitos y fracasos en la memoria colectiva, esa que se
tiene aunque no se haya sido protagonista de las misma. Son patrones de
respuesta, son flujos de comportamiento, son formas compartidas de leer
contextos, son formas de improvisar. Las culturas potentes se mimetizan dentro
y se proyectan fuera. Crear una cultura corporativa es construir un intangible
potentísimo desde el ejemplo de mucha gente, empezando por los fundadores. Las
culturas hablan por sus detalles, por sus momentos, por sus argots
diferenciales, por sus imaginarios. Las culturas corporativas son la letra
pequeña no escrita de las empresas que aspiran a generar compromiso.  ¿son el nacionalismo de las empresas? Creo
que no,  creo que son algo más pegado a
una forma de estar, pero no soy un experto en nacionalismos. Las culturas
corporativas definen la forma de estar de las empresas en la sociedad y de las
personas en una empresa.
Las culturas confieren identidad
compartida. Esa identidad puede ser jerárquica, arcaica,  vertical. Tener una cultura corporativa
fuerte no supone tener un sello de inmortalidad. Es evidente que muchas
empresas que tenían culturas corporativas muy profundas no supieron adaptarse a
los cambios de contexto. Motorola falleció en el intento y eso que tenía una
historia heroica detrás. Kodak tenía una cultura que la aplastó, no supo
sobrevivir a sus propios inventos. Sony tenía una cultura que quedó hecha
añicos con la llegada de Internet. IBM tuvo que reinventar su cultura para
sobrevivir. HP sobrevive pero pagó carísimo que Carly Fiorina descuartizara una
cultura tan potente como la suya (I
t wasn’t the HP way). Jack Welch reimaginó la
cultura de GE. Bezos ha construido una cultura muy sólida en Amazon. Apple
tiene la duda de si sobrevivirá culturalmente a Jobbs. Yahoo ya no tiene
cultura ni tiene casi nada.
Entonces ¿qué cultura
corporativa sería la idónea para resistir en este mundo de cambio acelerado y
disrupciones emergentes? No hay una receta. La gracia de la cultura es que
integra los rasgos propios nacidos, de experiencias memorables, con las formas
de estar en entornos mutantes. La cultura se cuece dentro pero se juega su
valía fuera. Diría que me gusta mucho lo que escribe sobre cultura Jim
Whitehurst en su Open Organisation dónde cuenta su experiencia al frente de Red
Hat, con la intención de crear una organización de cultura abierta.
¿Qué rasgos debería tener una
cultura corporativa para enfrentar los retos actuales en las empresas?
Una cultura que sirva para
enfrentar con agilidad problemas complejos en medio de grandes volúmenes de
información y de datos. Con una valoración meritocrática del talento, buscando
un compromiso radical de las personas, buscando la pasión y ofreciendo un
entorno dónde el crecimiento profesional se compadece con el crecimiento
corporativo. Una cultura dónde lo horizontal prima más que lo vertical, dónde
la jerarquía y la burocracia no son hegemónicas. Una cultura que procesa los
cambios como algo natural, dónde lo digital sea lo normal y la innovación la
válvula de adaptación a un  mundo que
cambia aceleradamente y la forma de ofrecer a los clientes propuestas de valor
diferenciales. Una empresa que se ve a sí misma como una plataforma de
oportunidades a desplegar con espíritu emprendedor. Una cultura de respeto
entre las personas ocupen el lugar que ocupen, con liderazgos auténticos que
desprendan voluntad de servicio. Una cultura que respire transparencia,  autenticidad. Una cultura que parte del axioma
de es la empresa la que gira alrededor del cliente y no al revés. Una cultura en
la que la empresa se siente arraigada a una sociedad con la que comparte
valores, aspiraciones y oportunidades. Finalmente una empresa con una cultura
de honestidad natural para con los clientes, con los empleados, con la sociedad.

Este post ha sido publicado en Sintetia el 1 de marzo de 2016

La imagen pertenece a una obra de Pietro Lorenzetti