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La innovación del Tiqui Taca

01/05/2015





Post publicado en  Sintetia el 13 de abril de 2015

Tiqui
Taca: dícese de un sistema de juego futbolístico que consiste en una
extraordinaria cantidad de pases entre jugadores de un mismo equipo con
objetivo de ordenar sus transiciones al ataque y desordenar al contrario. El tiqui
taca sin goles, es una suerte de preciosismo futbolístico estéril. Es plástica
inútil. La selección española y, especialmente, el Barça de Guardiola fueron
consideraros equipos de excelencia cuando combinaron preciosismo con resultados
y recibieron muchas críticas cuando el juego de posesión elevada se mostraba
barroco pero inofensivo.
Hay
también una innovación tiqui taca. La que hace preciosismo con retos, ideas y
prototipos pero no llega nunca al mercado. La que pone más énfasis en la
liturgia que en los resultados. La que piensa más en funnels que en clientes.
La innovación tiqui taca es la que esgrimen las empresas que no pueden
responder a la pregunta de cual es su índice de vitalidad ( % de ingresos o
beneficios que se corresponden con proyectos nacidos de una sistemática de
innovación y que hace 2 o 3 años no existían). Hay una forma de ver la
innovación en la que esta es siempre tangencial, está ahí, se roza, pero no
penetra al corazón del negocio. Esta innovación tiqui taca, ni prepara ante la
disrupción, ni permite sedimentar la convicción de que afrontar cambios
profundos no es algo excepcional si no algo consustancial a las organizaciones
contemporáneas.
La
innovación en las empresas sirve básicamente para tres cosas:
1)
impactar en la cuenta de explotación gracias al desarrollo de nuevos productos
y servicios que aportan un carácter diferencial para los clientes.
2) Preparar a la organización para cambios culturales que
permitan afrontar con garantías procesos de transformación rápidos y radicales.
3) Definir un perímetro de negocios abierto, capaz de
concretar alianzas y modelos de negocio compartidos.
A la
innovación tiqui taca, la que se recrea pero no produce resultados, se la
combate desde arriba, con líderes que den ejemplo. Líderes que no juzguen la
innovación de los demás simplemente, si no 
líderes que sean innovadores, que exploren, que den ejemplo. Líderes
cuyo criterio sobre el riesgo permita también la innovación radical y la
capacidad de responder o acelerar la disrupción. Sin líderes inspiradores e
innovadores el riesgo de innovación tiqui taca es muy alto.
Los
modelos de innovación deben ser poliédricos. Funcionan cuando saben combinar el
bottom up con el top down y cuando la lateralidad no es un episodio sino una
mecánica natural de innovar. Estos modelos ayudan a involucrar a la gente y a
hacer realidad el cambio cultural además de focalizarse en retos y proyectos
orientados a resultados.
Innovar
no es fácil. Es difícil. Hacerlo desde organizaciones instaladas con negocios
muy consolidados es todavía más difícil.  Encontrar modelos de negocio o tecnologías que
nos permitan sustituir antiguos modelos de éxito (vacas lecheras) que
periclitan es uno de los retos más importantes que tienen una organización y
sus directivos.
Las
empresas cada vez gestionan mejor la innovación. Los modelos del tiqui taca sin
goles o del ruido sin nueces cada vez se ponen más en evidencia. Pero que
exista mayor preparación y se superen algunos papanatismos no quiere decir que
la innovación sea fácil. Al contrario, a mayor profesionalidad más consciencia
de la dificultad del reto de innovar alcanzado resultados significativos y
cambio cultural para estar entrenado ante transformaciones importantes. 
(la imagen pertenece a una obra de Pinturicchio)