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Management: los tópicos como atajo al pasado

03/02/2015

Artículo publicado en Sintetia el 28 de enero de 2015

Ir
más allá de los tópicos es fundamental para crear valor. Los tópicos son todo
aquello que antes de entrar en una reunión, o al hacer un taller o al  leer un informe ya sabemos que estará. Los
tópicos son una expresión, más o menos literaria, de las inercias. Los tópicos
son los asideros de los que hablan sin esforzarse en pensar. De hecho, hay
organizaciones dónde lo fundamental para medrar era saber repetir con gracia
los tópicos en el momento oportuno ante la jerarquía oportuna. Los tópicos son
el paraíso de los pesados que ocupan un tiempo desproporcionado para repetir
lugares comunes. Son el semillero de discursos que líderes de poca monta usan
para enfatizar más ruidos que nueces. Por descontado, también hay tópicos de
moda, que se hacen y deshacen como azucarillos, pero que nutren a la
internacional papanatas asiduamente.
Huir
de los tópicos es condición para la innovación. Los tópicos y las ortodoxias se
incrustan en las culturas corporativas para las que todo lo inventado fuera de
sus fronteras es sospechoso. Los tópicos son el estribillo de estrategias
antiguas a las que los cambios sociales y de mercado les restan vigencia. Los
tópicos definen los perímetros del pensamiento corporativo correcto y enraízan
mejor con mentalidades y organizaciones verticales que transversales. El futuro
también tiene sus tópicos ( paradigmas triviales del provenir), pero los
tópicos son sobretodo relatos del pasado. En nuestra experiencia, ni los
tópicos, ni las ortodoxias, ni el benchmarking, son un palanca de la
innovación. Al contrario, cuestionar tópicos y ortodoxias, así como hacer el
benchmarking después, son fuentes de inspiración permanente para la innovación.
En buena medida, muchas start ups innovadoras fundamentan su propuesta de valor
en desafiar los tópicos de un sector o de una tecnología.
Sugiero
que antes de hacer un ejercicio estratégico, de innovación o de emprendimiento,
listemos los tópicos. Nos ayudará mucho a agilizar las reuniones y saber dónde hay
que focalizar nuestros desafíos. No hay cosa más insufrible que estar en este
tipo de reuniones en las que todos saben exactamente lo que cada uno va a
decir, sin dejarse casi margen de sorpresa. En cambio, empezar una reunión con
el listado de tópicos pidiendo a los asistentes que vayan más allá de los mismos,
es muy útil, fuerza a pensar. Al listar los tópicos  nadie puede colgarse de ellos para aplicar
automatismos ante cualquier complejidad. Aislando los tópicos, las reuniones
son más ágiles y fructíferas.
El
futuro de la gestión es la gestión de la complejidad. Vamos hacia
organizaciones que son más complejas por qué no reproducen patrones conocidos sino
que deben adaptarse a cambios sustanciales de modo continuo. La gestión de la complejidad
comporta saber tomar decisiones sobre volúmenes masivos de datos y de
información. Los tópicos son en la complejidad el atajo al pasado. Son
gestionar mirando por el retrovisor. Cuando de lo que se trata es de construir
síntesis estratégicas y operativas con mucha agilidad, los tópicos sirven de
poco, son una rémora. La complejidad a la que estamos abocados no la
resolveremos simplemente con las inercias del management del pasado. Deberemos
tomar decisiones de siempre (estrategia, marketing, innovación, proyectos,
producción, comunicación)  pero desde
nuevas herramientas que nos permiten conocer la realidad de un modo al que no
estamos acostumbrados. Viene un management de realidad aumentada.
En
las organizaciones normalmente sobran tópicos, también sobran reuniones y comités.
La innovación surge más allá de los tópicos, nace de conversaciones insólitas,
de cruces improbables, de lateralidades buscadas. Lo importante en las
organizaciones es tener gente que discurra, que no reproduzca simplemente
lugares comunes, que se atreva a pensar en grande. Gente con capacidad de
construir criterio en la complejidad y de explorar caminos para crear valor despojado
de tópicos. Necesitamos managers que levanten la mirada y se sientan
concernidos a pensar más allá de sus negocios actuales.
Siempre
se agradece trabajar con gente que te sorprende, que te hacer pensar, que te
reta a salir de los propios tópicos. Las personas que nos inspiran nos hacen
abrirnos a caminos por explorar, todo lo contrario de la gente que nos repite tópicos
por enésima vez. Necesitamos gente que trascienda  lo evidente, que nos impulse a madurar
opciones no obvias. Necesitamos gente en las organizaciones que nos impulse a
dar lo mejor de todos. Superar los tópicos es una actitud, una forma de estar,
una forma de avanzar dando muy pocas cosas por supuestas. 
(La imagen pertenece a una obra de Pinturicchio)