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Innovación y creación de empleo

17/06/2014

Cada
vez habrá más reacciones ludditas ante determinadas innovaciones. El último
ejemplo es el de Uber, una buena propuesta de desintermediación que da más
oportunidades a los usuarios para su transporte. La reacción del sector del
taxi la podemos despachar con un calificativo de “corporativistas” como si
fueran ya de un mundo antiguo, condenado a desaparecer. Su queja viene motivada
por lo que entienden como competencia desleal en ciudades dónde comprar
licencias de taxi es muy caro y el sector está muy regulado. Tener una licencia
de taxi significaba trabajar muchas horas pero tener una retribución segura.  Cada vez habrá más gente contra estos tipos de
innovación de desintermediación o, de nuevas formas de intermediación como me señala
Josep Salvatella, pero habrá todavía más gente que se aprovechará de ella.
Cuando algo genera valor para los usuarios vía desintermediación es muy difícil
de frenar. Es cómo querer ponerle puertas al campo. Por tanto, quizás sería oportuno
que más allá de quejarse, los reguladores del transporte público empezaran a
pensar en otras normas ( California ya las aprobó en septiembre de 2013) y los
sectores afectados a intentar elevar tanto el nivel de su innovación como
mínimo tanto como el de sus protestas. Una vez más, se demuestra que no hay
sectores “seguros” y que la desintermediación es un fenómeno cada vez más
extensivo.
En
Chile acabo de conocer la plataforma Cumplo, http://cumplo.cl/,  un caso de desintermediación a favor de
créditos para las Pyme, una de las mejores plataformas de crowdfunding del
mundo, una red de financiación entre personas. Por un lado el sector bancario
les azuza la justicia y por otro la Presidenta de Chile les trata como héroes
de la innovación. Hay mucho desconcierto. El vestido legal de muchos países
revienta sus costuras ante los procesos de desintermediación.
En
cualquier caso, necesitamos algo más que innovaciones de desintermediación.
Necesitamos lo que Clayton Christensen llama “empowering innovations” que creen
oleadas de puestos de trabajo, como en su momento fue el Ford T o los
transistores de Sony. No hay suficiente con crear “efficiency innovations”,
necesitamos generaciones de nuevos productos y servicios que nos traigan más
trabajo para una sociedad equilibrada. No se debe parar el desarrollo
tecnológico, ni hay que dejarse bloquear por el corporativismo. Pero la
innovación también tiene una responsabilidad social: la de crear puestos de
trabajo en un mundo global. Hay que saber crear innovaciones que multipliquen
el valor para el usuario pero también que creen grandes capacidades de trabajo.
El debate sobre la reindustrialización de Europa y Estados Unidos tiene todo
que ver con esto. Es el reto que nos toca vivir. Las innovaciones debe saber
generar lo mismo que las empresas, valor para sus clientes y valor social al
mismo tiempo. El reto no es menor, pero es ineludible. Es nuestro reto:
compadecer innovación, sostenibilidad y creación de puestos de trabajo.
Adelante. 
(La imagen pertenece a una obra de Piero di Cosimo)