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De la arrogancia y la innovación

04/01/2014

Si
alguna me he sentido incómodo conmigo mismo es cuando de mi decir o proceder se
me ha escapado algo que se percibía como arrogante.  El empacho de ego me resuelta incomprensible
a partir de cierta edad. La madurez es contener algunas cosas para dejar espacio
a cosas las importantes,. En algunos sucede lo contrario, confunden la madurez
con el derecho a la arrogancia. En mi trabajo, ayudar a las empresas a obtener
resultados con la innovación, he comprobado muchas veces como los arrogantes,
los pagados de sus éxitos pasados, se convierten ellos mismos en su gran
barrera para innovar. Pasa lo mismo con los que ya no practican la necesidad de
aprender ( y de desaprender que es mucho más difícil). Aceptar los fracasos (
algo imprescindible en sistemáticas de innovación) queda lejos de los
arrogantes. Disfrutar aprendiendo de los demás, dejarse inspirarse por la gente
de talento, es algo imposible para aquellos que no divisan más allá del
perímetro de su ego. Pero los que se llevan el campeonato son esas empresas, o
esos profesionales, o esos dependientes de comercios que son arrogantes con sus
propios clientes. La humildad, no solamente es un valor, muchas veces, es un
buen negocio. 
(la imagen pertenece a una obra de Giovanni Bellini)