Uno
de los signos de nuestra era es la pérdida de la privacidad. Se agotó la
ingenuidad. Lo que viene por delante, el Big Data y la Internet de las cosas,
promete grandes avances, pero no precisamente en privacidad. Al menos, la
privacidad como la entendimos hasta la revolución de las TIC. Esa privacidad
que Philippe Ariès y George Duby relataron en su gran obra “Historie de la vie
privée” (1987). ¿De qué sirve en un país tener leyes muy restrictivas en
protección de datos si luego los servicios secretos cambian cromos con nuestros
datos sin ningún rubor? La privacidad clásica ha muerto. Con la privacidad
pasará como con el tiempo, será algo que los solamente los muy ricos o los más
irrelevantes pueden disfrutarlo. Mientras nos acostumbramos a vivir en
transparencia deberemos ser conscientes de algunas cosas:
de los signos de nuestra era es la pérdida de la privacidad. Se agotó la
ingenuidad. Lo que viene por delante, el Big Data y la Internet de las cosas,
promete grandes avances, pero no precisamente en privacidad. Al menos, la
privacidad como la entendimos hasta la revolución de las TIC. Esa privacidad
que Philippe Ariès y George Duby relataron en su gran obra “Historie de la vie
privée” (1987). ¿De qué sirve en un país tener leyes muy restrictivas en
protección de datos si luego los servicios secretos cambian cromos con nuestros
datos sin ningún rubor? La privacidad clásica ha muerto. Con la privacidad
pasará como con el tiempo, será algo que los solamente los muy ricos o los más
irrelevantes pueden disfrutarlo. Mientras nos acostumbramos a vivir en
transparencia deberemos ser conscientes de algunas cosas:
1.
La comunicación privada será peripatética. No irá mucho más allá que la
conversación con amigos paseando sin aparatos conectados. Los bares,
restaurantes y despachos estáticos me dicen los entendidos son de muy fácil
escucha. El teléfono, por lo visto, es
un medio de comunicación semi – público.
La comunicación privada será peripatética. No irá mucho más allá que la
conversación con amigos paseando sin aparatos conectados. Los bares,
restaurantes y despachos estáticos me dicen los entendidos son de muy fácil
escucha. El teléfono, por lo visto, es
un medio de comunicación semi – público.
2.
Nuestro Gmail, Hotmail o correo Apple no son cerrados. Sobre los criterios que
van a usar para abrirlo los funcionarios en USA no creo que nadie pueda hacerse ilusiones
sobre el respeto que tendrán.
Nuestro Gmail, Hotmail o correo Apple no son cerrados. Sobre los criterios que
van a usar para abrirlo los funcionarios en USA no creo que nadie pueda hacerse ilusiones
sobre el respeto que tendrán.
3.
Las redes sociales son un campo abierto. La privacidad es una ilusión. Es
cierto que determinadas prácticas o imprudencias fomentan una exposición más
arriesgada, pero la exposición es consustancial a las redes sociales.
Las redes sociales son un campo abierto. La privacidad es una ilusión. Es
cierto que determinadas prácticas o imprudencias fomentan una exposición más
arriesgada, pero la exposición es consustancial a las redes sociales.
4.
Se acabó el consenso y el silencio. Por honesta discrepancia o por insidias o
difamaciones interesadas, deberemos aprender a vivir sin consenso sobre las
personas y deberemos construir criterio sobre las mismas más allá de lo que
alguien pueda llegar a decir de alguien. No hay control sobre la comunicación
sobre nadie ni desde nadie.
Se acabó el consenso y el silencio. Por honesta discrepancia o por insidias o
difamaciones interesadas, deberemos aprender a vivir sin consenso sobre las
personas y deberemos construir criterio sobre las mismas más allá de lo que
alguien pueda llegar a decir de alguien. No hay control sobre la comunicación
sobre nadie ni desde nadie.
5.
La privacidad, de momento, es un espacio interior, con el permiso de la
biotecnología entrante. Quizás un día Google Maps cartografiará el alma de cada
uno.
La privacidad, de momento, es un espacio interior, con el permiso de la
biotecnología entrante. Quizás un día Google Maps cartografiará el alma de cada
uno.
6.
Los secretos, la propiedad intelectual y la confidencialidad serán una
heroicidad o una casualidad.
Los secretos, la propiedad intelectual y la confidencialidad serán una
heroicidad o una casualidad.
¿Será
un drama vivir sin privacidad? Será distinto. Habrá que aprender a forjar
identidades más permeables. Deberemos
desaprender algunas de las cosas que aprendimos recientemente. Construir una
nueva privacidad es uno de los grandes retos de innovación que tenemos por
delante. La privacidad clásica será un gran negocio, un lujo.
un drama vivir sin privacidad? Será distinto. Habrá que aprender a forjar
identidades más permeables. Deberemos
desaprender algunas de las cosas que aprendimos recientemente. Construir una
nueva privacidad es uno de los grandes retos de innovación que tenemos por
delante. La privacidad clásica será un gran negocio, un lujo.
(la imagen pertenece a una obra de Giovanni Bellini)