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Universidades sin movilidad profesional

14/07/2013

En
la universidad se advierte a los estudiantes que en su vida profesional, una
vez egresados, más que tener un oficio, lo que encontrarán es la necesidad de
construir y reconstruir un perfil profesional cambiante, tanto en áreas de
especialización, como en las formas de su trabajo: relación laboral, empresario
o emprendedor, profesional free lance. Y esto es sin duda así, pero quién lo
advierte es un profesor que habitualmente puede decir, “siempre que quieras
querido alumno podrás volver a la universidad y aquí nos encontrarás porque
nosotros no nos movemos nunca”.  
En
una universidad que se focalice en transmitir conocimientos quizás tuviera
sentido una carrera profesional de toda la vida, quizás (¿?). Pero si la
universidad lo que quiere ofrecer es compaginar conocimientos ( que en parte
serán accesibles en nuevos formatos como demuestran los propios MOOC) con
experiencias como parte de su modelo de aprendizaje, entonces el curriculum
profesional de profesores que nunca han alternado la universidad con otras
vivencias profesionales no será todo lo rico que podría esperarse.
El
bajo nivel de movilidad profesional de muchas universidades no es un síntoma de
buena gestión del talento si no de todo lo contrario. En el mundo profesional
las organizaciones con mayor talento tienen una movilidad profesional natural:
los que son mejores tienen más oportunidades y generan mayor movimiento de
personas. En el mundo académico los parámetros parecen bien distintos en muchas
universidades, aunque no todas. Por otro lado, una cierta estabilidad siempre
aporta beneficios cuando no cae en la estanqueidad. En cualquier caso, la
pregunta de si una institución que vive lo contrario de lo que receta a sus
alumnos es la mejor plataforma de aprendizaje ??? me parece pertinente. De
verdad, ¿pasarse toda la vida en la misma institución es una garantía de
calidad ?
¿Sería
tan malo que hubiera una mayor trasiego profesional entre profesores y
profesionales, en un entrar y salir que no fuera un vaivén contraproducente
para la calidad de las instituciones pero que no las alejara de la experiencia
de vida profesional que viven la mayoría de los que han formado y vivirán la
mayoría de los que forman ? En todas las organizaciones hay personas de larga
trayectoria que aportan mucho, pero también gente que entra y que sale que
ayuda a repensar y revigorizar las organizaciones que también aporta mucho. No
se trata de forzar las situaciones pero tampoco de crear islas de estabilidad
artificial. Estoy seguro que una cierta versatilidad en las trayectorias
ayudaría mucho a mejorar la docencia, la investigación y la valorización de
conocimientos de algunos profesores. Instituciones dónde todos los perfiles
están hechos del mismo patrón no me parecen los espacios más inspiradores.
Nunca olvidaré mi primera vista a Harvard, el profesor que nos atendió tenía
dos estanterías en su despacho una con todos sus libros y otra con todos lo
gadgets que había vendido en su vida profesional fuera de la universidad. Todos
lo reconocían como un magnífico profesor. 
No creo que no deba haber profesores que hagan toda su vida en formato
académico pero la enorme falta de movilidad de muchas universidades, hoy por
hoy, me parece más una patología que una virtud.
Las
universidades no deberán cuestionarse solamente su modelo de aprendizaje, o su
modelo de sostenibilidad como anuncia Christensen en su libro Disruptive
University, si no también la forma como gestionan su talento en un mundo
marcado por experiencias de cambiantes a lo largo de toda la vida. Una
universidad con mayor movilidad profesional, con más heterogeneidad de
trayectorias, estaría más conectada a su entorno, tendría nuevas formas de
inspiración para la investigación  y ofrecería
experiencias más diversas a aquellos que quiere ayudar a aprender. 
(la imagen pertenece a una obra de Andrea Mantegna)