A
veces cruzas una puerta conocida y el que te recibe es alguien que no sabe de
ti, para el que eres un extraño más. Te gustaría explicarle que, quizás, habías
estado en su lugar resolviendo los mismos quehaceres cotidianos o que habías
tenido aquella organización en la cabeza y habías tomado decisiones que quizás
él, sin saberlo, ha encontrado como herencia. Pero la prudencia nos frena y
como máximo hacemos algún comentario periférico. La distancia amable con la que
te reciben es un espejo del tiempo, un reflejo de trayectorias y de cambios.
veces cruzas una puerta conocida y el que te recibe es alguien que no sabe de
ti, para el que eres un extraño más. Te gustaría explicarle que, quizás, habías
estado en su lugar resolviendo los mismos quehaceres cotidianos o que habías
tenido aquella organización en la cabeza y habías tomado decisiones que quizás
él, sin saberlo, ha encontrado como herencia. Pero la prudencia nos frena y
como máximo hacemos algún comentario periférico. La distancia amable con la que
te reciben es un espejo del tiempo, un reflejo de trayectorias y de cambios.
A
veces cruzas una puerta y te encuentras con la complicidad que esperas.
Agradeces substanciar la nostalgia en unos minutos de cordial ”revival”. En
pocos segundos se actualizan las trayectorias, se comprimen las continuidades y
las discontinuidades y se mezclan las categorías con los detalles de los
cambios y de las inercias.
veces cruzas una puerta y te encuentras con la complicidad que esperas.
Agradeces substanciar la nostalgia en unos minutos de cordial ”revival”. En
pocos segundos se actualizan las trayectorias, se comprimen las continuidades y
las discontinuidades y se mezclan las categorías con los detalles de los
cambios y de las inercias.
En
algunos casos, percibes rápidamente como la inercia ganó la batalla, y si
alterar ni un ápice la cordialidad te entran ganas de volver a salir.
Simplemente hay más de lo mismo pero con las patologías que el tiempo deposita
en aquellos que resisten sin cambiar, firmes en el mismo puesto con los mismo
principios por veinticinco años o más. Afirman diez veces en un minuto que han
tenido muchas ofertas pero que su victoria es no haber aceptado ninguna. El
pasado era más de lo mismo y el futuro también, pero con más ortodoxias. Y no
te imaginas veinticinco años allí, sientes casi un vértigo físico solamente de
imaginarlo.
algunos casos, percibes rápidamente como la inercia ganó la batalla, y si
alterar ni un ápice la cordialidad te entran ganas de volver a salir.
Simplemente hay más de lo mismo pero con las patologías que el tiempo deposita
en aquellos que resisten sin cambiar, firmes en el mismo puesto con los mismo
principios por veinticinco años o más. Afirman diez veces en un minuto que han
tenido muchas ofertas pero que su victoria es no haber aceptado ninguna. El
pasado era más de lo mismo y el futuro también, pero con más ortodoxias. Y no
te imaginas veinticinco años allí, sientes casi un vértigo físico solamente de
imaginarlo.
En
otros casos, te das cuenta que las personas quizás sean las mismas pero que los
cambios son profundos. No se han movido físicamente pero se han transformado.
Desprenden frescor, han sido capaces de desafiar los paradigmas y han hecho
algo que tiene mucho mérito: cambiar radicalmente sin moverse del mismo sitio
veinticinco años. Están en el mundo, se adaptan a las discontinuidades del
entorno. El secreto es que no han dejado de aprender y parece evidente que han
desaprendido con inteligencia.
Escucharles es percibir una trayectoria que quizás hubieras podido
compartir, es conocer una vida que no quisiste vivir pero que constituye un
relato atractivo.
otros casos, te das cuenta que las personas quizás sean las mismas pero que los
cambios son profundos. No se han movido físicamente pero se han transformado.
Desprenden frescor, han sido capaces de desafiar los paradigmas y han hecho
algo que tiene mucho mérito: cambiar radicalmente sin moverse del mismo sitio
veinticinco años. Están en el mundo, se adaptan a las discontinuidades del
entorno. El secreto es que no han dejado de aprender y parece evidente que han
desaprendido con inteligencia.
Escucharles es percibir una trayectoria que quizás hubieras podido
compartir, es conocer una vida que no quisiste vivir pero que constituye un
relato atractivo.
A
veces son otros los que cruzan nuestras puertas. ¿qué encuentran? Nos ven
inerciales, nos ven innovadores, nos ven acomodados, nos ven con capacidad de
esfuerzo ¿cómo nos ven? A veces alguien entra por la puerta y, sin saberlo,
deviene un espejo de nuestra trayectoria.
Y en el espejo cada uno se resuelve como puede y escoge las preguntas
que quiere contestarse.
veces son otros los que cruzan nuestras puertas. ¿qué encuentran? Nos ven
inerciales, nos ven innovadores, nos ven acomodados, nos ven con capacidad de
esfuerzo ¿cómo nos ven? A veces alguien entra por la puerta y, sin saberlo,
deviene un espejo de nuestra trayectoria.
Y en el espejo cada uno se resuelve como puede y escoge las preguntas
que quiere contestarse.
(el dibujo pertenece a una obra de Leonardo Da Vinci)