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Formar parte del problema o de la solución

25/02/2012



Muchos directivos cuando ven entrar en su
despacho uno de sus colaboradores intuyen si es portador de un problema o de
una solución. Hay personas que se especializan en problemas y otros que lo
hacen en soluciones.  Las organizaciones
viven de los que resuelven o disuelven los problemas más que de los engrandecen.
Incluso algunos parecen ser muy buenos en crear problemas que después otros deben
solucionar. Formar parte del problema o de la solución, es en gran parte una
cuestión de actitud, es una manera de estar en las organizaciones y en el
mundo.
¿Quiénes son los que forman parte del
problema? En general, aquellos que no saben ponerse en el lugar de los demás.
Los que tienen tirada al conflicto como a la forma de relación. Los que rezuman
una actitud distante o hacen de su soberbia una  barrera más grande que la puerta cerrada de
sus despachos. Los especialistas en resaltar las dificultades y los
inconvenientes de cualquier novedad o innovación. Los abonados al vuelo
gallináceo y de corto plazo. Los sectarios. Los que son profundamente
estridentes en la reivindicación de derechos pero son olvidadizos en el
cumplimiento de los deberes. Aquellos para los que toda negociación es de suma
cero, ganar cuanto más mejor, como si no hubiese ninguna negociación futura
más, como si el mundo no diera muchas vueltas. Una parte del problema habitual
son aquellos para los que todo es culpa de los otros y adoptan la queja como
hilo conductor de su vida profesional.
 
¿Quiénes son los que forman parte de la
solución? Aquellos que inmediatamente después de comunicar las malas noticias
aportan alternativas. Los dados a explorar salidas. Aquellos que presentan un
compromiso asertivo, una forma positiva de involucrarse en los proyectos y en
las organizaciones. Los que se arremangan y aquellos  a quien se encuentra cuando las cosas van
mal.  Las personas que ponen pasión pero
el entusiasmo no les hace perder la mesura. Aquellos capaces de desafiar las
ortodoxias, de practicar el riesgo responsable que permite la innovación. Los que
entienden el cambio, no como una catástrofe consubstancial, sino como la forma
lógica de adecuarse a contextos cambiantes. 
Los que son breves ayudan más a las soluciones que los pesados y los
monocordes. Los que lideran equipos con generosidad y entienden el liderazgo
como un servicio crean espacios donde las soluciones son más fáciles. Aquellos
que procuran venir motivados  de casa y
esperan que no los desmotiven. Los que tienen talento (también emocional) son
parte de la  solución. Los que preguntan
que pueden hacer personalmente por los demás, por su país, por su empresa, y lo
hacen.
La pregunta sobre si somos habitualmente
problema o solución, no es menor, es muy seria y pertinente.
Escribo estas líneas después de escuchar
un acertado comentario de Carles Torrecilla en El Món a RAC1 en el sentido que
la Unión Europea no debería llamar solo para dar malas noticias, simplemente
porque no es la mejor forma de presentarse de parte de la solución.



(la imagen pertenece a una obra de Van de Velde)