Menu

Sospechar que piensan

04/02/2012

Asumimos
acríticamente que las personas que están al frente de empresas o
administraciones piensan. Y no es necesariamente así, al menos si entendemos
pensar por elaborar lecturas propias de sus contextos para poder tomar
decisiones y actuar en consecuencia. Pensar debería ser algo más que enlazar
tópicos o adherirse a la última tendencia. 
No pretendo hacer filosofía diletante, simplemente compartir unas notas  sobre el pensar en las organizaciones.
Pensar
es construir lecturas propias a partir de la información y el conocimiento del
que disponemos. Pensar es levantar arquitecturas que constituyan soluciones. Es
la capacidad de cuestionar ortodoxias. Es escuchar y procesar con hábil empatía
lo que nos transmiten clientes, ciudadanos o colegas. Es filtrar una
información desmesurada para seleccionar vectores clave y evitar la parálisis
por análisis. Conectar cosas no evidentes es pensar creativamente. Pensar es la
habilidad en combinar profundidad experta con lateralidad inesperada. Pensar
puede ser recordar pero también destilar futuros del cruce de contextos y
trayectorias.
Las
organizaciones no viven de pensar, si no de actuar. Pero las organizaciones que
actúan con alguien capaz de pensar por sí mismo, tienen un carácter diferencial.
Pensar no es garantía de acertar, pero no pensar es apostar por la mediocridad
sin paliativos. Cuando las cosas nos salen mal hay una diferencia fundamental
entre error y fracaso: si no pensamos, persistimos en el error. Si pensamos
podemos aprender del fracaso.
Escribir
es un espejo del pensar. Es arriesgarse a compartir lo pensado. Es estar
dispuesto a contrastarlo. Deberíamos evaluar más a nuestros directivos también
para su capacidad de escribir. No me inspira confianza la gente a la que
siempre le escriben, me inspiran confianza los directivos que con papel y lápiz
garabatean el pensamiento.   De la gente que nunca escribe sospechamos que
piensa.
Es
difícil liderar sin pensar. Algunos intentan liderar solamente con pláticas más
o menos adornadas. Pero liderar implica en parte la capacidad de anticipar, de
construir visión y trasladarla a la organización desde una lógica de confianza.
Liderar sin pensar es exponer tópicos insulsos enfáticamente.
¿dónde
aprendemos a pensar?  En nuestro propio
perímetro relacional. Es un ejercicio individual, pensar se piensa sólo y
razonar se razona en equipo.  Hay
personas que ante cualquier desafío nunca intentan construir una respuesta
propia.  Para ellos pensar consiste en
escoger una respuesta que le proporcione el buscador Google o buscar
desesperadamente un libro que le evite arriesgarse a construir una propuesta
propia. Pensar también es arriesgarse a descubrir el Mediterráneo, pero es un
riesgo que merece la pena. 
(la imagen pertenece  una  obra de Aelbert Cuyp)

Publicat a Diari de Terrassa 4.2.12