Las
organizaciones viven y perduran por su autenticidad. La crisis que vivimos
tiene como origen un fallo general de autenticidad. Especular sobre la
especulación es una espiral perversa. Las empresas necesitan la autenticidad
para desarrollarse. Necesitan servicios o productos reales que sus clientes
perciban como genuinos, diferentes, atractivos. Necesitan innovar y no
solamente decir que están a favor de la innovación. Las empresas viven de
vender, hacer y cobrar. Todo ello de
verdad. No hay empresas que se aguanten
con clientes imaginarios o tesorería imaginaria.
organizaciones viven y perduran por su autenticidad. La crisis que vivimos
tiene como origen un fallo general de autenticidad. Especular sobre la
especulación es una espiral perversa. Las empresas necesitan la autenticidad
para desarrollarse. Necesitan servicios o productos reales que sus clientes
perciban como genuinos, diferentes, atractivos. Necesitan innovar y no
solamente decir que están a favor de la innovación. Las empresas viven de
vender, hacer y cobrar. Todo ello de
verdad. No hay empresas que se aguanten
con clientes imaginarios o tesorería imaginaria.
Un
de los vectores de autenticidad más evidente es el del liderazgo. Los líderes
son personas que tienen seguidores por la lógica que transmiten no porqué
impongan tenerlos. Esta lógica se basa
en su capacidad de aportar visión a la organización, de generar sinergias entre
personas y equipos y de dar ejemplo. Un líder que predique una cosa y haga
otra, por bien que hable, tiene un déficit de autenticidad que le disminuye.
Los liderazgos frívolos que solamente se preocupan por las repercusiones
superficiales acaban contagiados de esa misma superficialidad. Los líderes
dubitativos hasta la exasperación no confieren seguridad a sus colaboradores y
todo en la organización se vuelve sinuoso y exasperadamente lento. Cuando no
hay liderazgo las cosas se empantanan y cualquier cambio es una proeza. No hay
criterio en el que inspirarse. Por el contrario, los líderes que arriesgan y asumen
la responsabilidad de sus decisiones confieren swing a sus organizaciones,
permiten una trama de confianza que hace que las cosas pasen.
de los vectores de autenticidad más evidente es el del liderazgo. Los líderes
son personas que tienen seguidores por la lógica que transmiten no porqué
impongan tenerlos. Esta lógica se basa
en su capacidad de aportar visión a la organización, de generar sinergias entre
personas y equipos y de dar ejemplo. Un líder que predique una cosa y haga
otra, por bien que hable, tiene un déficit de autenticidad que le disminuye.
Los liderazgos frívolos que solamente se preocupan por las repercusiones
superficiales acaban contagiados de esa misma superficialidad. Los líderes
dubitativos hasta la exasperación no confieren seguridad a sus colaboradores y
todo en la organización se vuelve sinuoso y exasperadamente lento. Cuando no
hay liderazgo las cosas se empantanan y cualquier cambio es una proeza. No hay
criterio en el que inspirarse. Por el contrario, los líderes que arriesgan y asumen
la responsabilidad de sus decisiones confieren swing a sus organizaciones,
permiten una trama de confianza que hace que las cosas pasen.
Las
organizaciones necesitan vivir en la autenticidad de las cosas que importan
porque tienen un sentido. Los líderes son los primeros responsables de conferir
este sentido. Sin visión, sin sentido, es más fácil la desmotivación. Una de
las principales funciones de los líderes es no desmotivar. La gente debe venir
motivada de casa y encontrar en los líderes razones que su despliegue
profesional y el despliegue corporativo, no solamente no aparezcan
contradictorios sino que se constaten simbióticos. Las personas mantienen la motivación con
líderes que les reconocen sus esfuerzos y avances, y especialmente mantienen la
motivación de trabajar con gente de la que aprenden. Para que la gente aprenda
de los líderes estos deben mantener la humildad y la disciplina de aprender y
de desaprender. Liderar es servir. Los líderes de los que se aprende son
auténticos, porqué son respetados. Los líderes de los que se aprende son gente
que hace sentir a los demás que están creciendo, que no pierden el tiempo, que
forman parte de una comunidad de compromiso y esfuerzo que vale la pena.
organizaciones necesitan vivir en la autenticidad de las cosas que importan
porque tienen un sentido. Los líderes son los primeros responsables de conferir
este sentido. Sin visión, sin sentido, es más fácil la desmotivación. Una de
las principales funciones de los líderes es no desmotivar. La gente debe venir
motivada de casa y encontrar en los líderes razones que su despliegue
profesional y el despliegue corporativo, no solamente no aparezcan
contradictorios sino que se constaten simbióticos. Las personas mantienen la motivación con
líderes que les reconocen sus esfuerzos y avances, y especialmente mantienen la
motivación de trabajar con gente de la que aprenden. Para que la gente aprenda
de los líderes estos deben mantener la humildad y la disciplina de aprender y
de desaprender. Liderar es servir. Los líderes de los que se aprende son
auténticos, porqué son respetados. Los líderes de los que se aprende son gente
que hace sentir a los demás que están creciendo, que no pierden el tiempo, que
forman parte de una comunidad de compromiso y esfuerzo que vale la pena.
(la mirada es de una obra atribuída al taller de Van der Weyden)
(article publicat a Diari de Terrassa 21.1.12)