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Política y talento, o viceversa

20/12/2011

La
elección de dirigentes políticos debe ser tomada en serio, no en vano, son una
parte fundamental de la gobernanza de 
nuestra sociedad. La Italia contemporánea nos ha demostrado que no era
un buen experimento que la sociedad fuera por un lado y los políticos por otro.
El talento y la honestidad de los políticos es parte de la calidad de un
territorio, de una sociedad concreta.
Ante
la elección de los dirigentes políticos es normal preguntarse por su capacidad
de liderazgo, por sus ideas, por su honradez y por su competencia en resolver
problemas o al menos su pericia en no crear nuevos problemas. Estas son sin
duda preguntas clave.
Pero
hay otras preguntas que también son legítimas en nuestro mundo. ¿ qué
experiencia profesional presentan más allá de la política?  ¿en qué idiomas son capaces de leer y
comunicarse en un mundo global? ¿ si escriben o les escriben, es decir, piensan
o les piensan? ¿ cual ha sido su capacidad de crear equipos de alto rendimiento
en el pasado? ¿han acreditado resiliencia en su trayectoria profesional o
empresarial? ¿quién y para qué les contratarían si dejan la política?
Los
políticos son reflejo de la sociedad a la que representan, más allá de los
votos legítimos representan también las virtudes y mediocridades de la propia
sociedad. Cuando alabamos el talento de un político es porqué creemos que
proyecta una competencia muy por encima de la media de la sociedad que lo ha
escogido. Pero el talento escasea también en política y debemos estar muy
agradecidos a la gente de talento que se compromete socialmente a través de la
política porqué tiene muchas otras opciones personales más tranquilas y
seguramente más lucrativas. Por el contrario, los que se limitan a añadir
mediocridad a la mediocridad hacen una contribución comúnmente mediocre.
(la mirada pertenece a una ora de Bronzino)