He
estado unos días en Argentina trabajando con gente que, en unos momentos muy
delicados para su país, supieron construir cosas importantes. No es que la crisis no les afectara, es que
no dejaron de luchar, de emprender con convicción, de mantener perspectivas más
allá de la coyuntura. Ahora están creciendo.
Debemos aprender la lección. Cuando antes admitamos el fin del espejismo
antes saldremos de la crisis. Más que dramatizar nos toca trabajar más, ajustar
los gastos que no nos podemos permitir ni como particulares ni como sociedad, y
sobretodo emprender, porque de las crisis se sale creciendo. Recortar es más
condición que solución.
estado unos días en Argentina trabajando con gente que, en unos momentos muy
delicados para su país, supieron construir cosas importantes. No es que la crisis no les afectara, es que
no dejaron de luchar, de emprender con convicción, de mantener perspectivas más
allá de la coyuntura. Ahora están creciendo.
Debemos aprender la lección. Cuando antes admitamos el fin del espejismo
antes saldremos de la crisis. Más que dramatizar nos toca trabajar más, ajustar
los gastos que no nos podemos permitir ni como particulares ni como sociedad, y
sobretodo emprender, porque de las crisis se sale creciendo. Recortar es más
condición que solución.
Las
generaciones del siglo XX vivieron traumas más duros y violentos que los
nuestros, ahora nos toca afrontar a nosotros una hora seria. Apagadas las voces
de los listos del dinero fácil y de los que nos daban lecciones a todos desde
entidades financieras que hora están intervenidas, se recuperan los ecos del
esfuerzo, del trabajo emprendedor, de la sensatez innovadora. No es tiempo para pusilánimes. Es nuestra hora
seria.
generaciones del siglo XX vivieron traumas más duros y violentos que los
nuestros, ahora nos toca afrontar a nosotros una hora seria. Apagadas las voces
de los listos del dinero fácil y de los que nos daban lecciones a todos desde
entidades financieras que hora están intervenidas, se recuperan los ecos del
esfuerzo, del trabajo emprendedor, de la sensatez innovadora. No es tiempo para pusilánimes. Es nuestra hora
seria.
(la imagen pertenece a un autor desconocido)