Una
cosa es mover gente y otra cambiar las organizaciones. Algunas grandes empresas mueven a sus
directivos casi de un modo compulsivo. Uno tiene la sensación que confunden la
movilidad interna con la gestión del cambio.
El carrusel de cambios de silla (más bien de intercambios de posiciones)
en los puestos directivos no siempre ayuda a implementar las nuevas
estrategias, muchas veces sucede todo lo contrario, no deja tiempo a que las
estrategias cuajen, especialmente cuando se trata de cambios estratégicos profundos ( modificar la cultura
corporativa, definir nuevos modelos de negocio,
construir organizaciones innovadoras de verdad).
cosa es mover gente y otra cambiar las organizaciones. Algunas grandes empresas mueven a sus
directivos casi de un modo compulsivo. Uno tiene la sensación que confunden la
movilidad interna con la gestión del cambio.
El carrusel de cambios de silla (más bien de intercambios de posiciones)
en los puestos directivos no siempre ayuda a implementar las nuevas
estrategias, muchas veces sucede todo lo contrario, no deja tiempo a que las
estrategias cuajen, especialmente cuando se trata de cambios estratégicos profundos ( modificar la cultura
corporativa, definir nuevos modelos de negocio,
construir organizaciones innovadoras de verdad).
Prefiero
las dinámicas de movilidad de personas que la parálisis, sin duda. Sin
movilidad profesional es imposible la gestión del talento. La capacidad para acomodarnos en nuestros
entornos y fortificar áreas de seguridad y confort es muy alta. Los cambios de
personas ayudan a mantener la tensión, estoy de acuerdo. Pero hay que buscar un
punto de equilibrio entre la movilidad directiva y la performance de los
cambios que inspiran y justifican esta movilidad. Si no, más que cambios reales, lo que tenemos
es un eterno volver a empezar, una especie de “gattopardismo” organizacional.
las dinámicas de movilidad de personas que la parálisis, sin duda. Sin
movilidad profesional es imposible la gestión del talento. La capacidad para acomodarnos en nuestros
entornos y fortificar áreas de seguridad y confort es muy alta. Los cambios de
personas ayudan a mantener la tensión, estoy de acuerdo. Pero hay que buscar un
punto de equilibrio entre la movilidad directiva y la performance de los
cambios que inspiran y justifican esta movilidad. Si no, más que cambios reales, lo que tenemos
es un eterno volver a empezar, una especie de “gattopardismo” organizacional.
Una
cosa es la gestión del cambio y la construcción de una organización innovadora
(es decir aquella que no hace del cambio algo excepcional, si no natural) y
otra, redecorar el organigrama cada temporada.
cosa es la gestión del cambio y la construcción de una organización innovadora
(es decir aquella que no hace del cambio algo excepcional, si no natural) y
otra, redecorar el organigrama cada temporada.
(el detalle es de Ferdinand Bol)