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reinventar el sector público

08/06/2011

Agradezco al amigo Antoni Biarnés la oportunidad de volver a pensar en el sector público al invitarme a participar en un debate de la Fundació Catalunya Oberta entorno a “Reinventar el sector público” al lado de Pilar Pifarré, Secretària General d’Administració Pública de la Generalitat de Catalunya.

Comparto con vosotros las grandes pinceladas de una intervención corta, partida en dos, un mapa impresionista de situación y un mapa impresionista de propuestas. (si alguien está interesado puede acceder al contenido completo en catalán en http://www.catalunyaoberta.cat/ )

Un mapa de situación

1. La crisis es la oportunidad de cuestionar grandes ortodoxias del sector público, en esencia sus rigideces, modelos de gestión y evaluación de su perfomance. Por primera vez, muchos gestores públicos deben gestionar el decrecimiento. La estrategia es, cómo nunca, descartar y aportar visión. Los trade off devienen vitales. Las cosas tienden a ser más verdad, lo superfluo decae por la gravedad de la crisis.

2. No tenemos unas administraciones malas, comparativamente, pero sí muy mejorables: desconectadas entre ellas, todavía poco orientadas a usuario y con pocas áreas muy eficientes (como hacienda). Incapaces de cumplir sus propias leyes (como la de acceso electrónico).

3. Estamos ante un riesgo enorme de caída de la productividad de las administraciones y de todas las patologías organizacionales que ello conlleva. Si hay mucho menos presupuesto, si no se echa a nadie porque el contexto no lo permite, si las necesidades crecen y se quiere hacer todo igual, nos encontramos ante una ecuación imposible.

4. La innovación en serio es, hoy, inviable en la administración. No se admite el riesgo. Sin poder equivocarse no pasamos de mejoras esporádicas pero no tenemos a la innovación como palanca de productividad, como base para generar mucho más valor al ciudadano y las empresas, como base de una nueva etapa de externalidades positivas, impresionables. La pinza partidistico – mediática impide aprender de los fracasos responsables, que es la base de la innovación.

5. El corporativismo, que es mucho más que le sindicalismo de parte de los que tienen plaza en propiedad, no está acostumbrado a ceder. Lleva décadas ganando, son el gran roadblock. El corporativismo defiende privilegios, inmune a cualquier contexto y sabe cómo bloquear cualquier cambio significativo. El corporativismo a menudo lo sofistica todo para no cambiar. Gestionar el corporativismo requiere coraje, liderazgo, visión y mucha habilidad.

Un mapa de propuestas

1. Imponer una cultura de indicadores de impacto. El debate sobre la dimensión de la administración no es menor, pero el debate central es sobre su impacto: la calidad y alcance de sus externalidades.

2. Apostar por el talento. La administración no puede ser un refugio de mediocres, necesitamos a parte de los mejores en la administración si queremos ser una sociedad seria, competitiva y cohesionada. La falta de movilidad profesional no facilita ser nodo de talento. Gestionar el talento requiere meritocracia y discriminación, no es igual quién hace las cosas. El talento se demuestra andando, con resultados. En la administración hay gente buenísima que no debería desfallecer junto con otros que nadie entenderá como entraro pero que nunca se marcharán. Lo ideal es que hubiera mucho más gente buena alternando su vida profesional entre el sector público y el privado. Nos falta mixtura a raudales.

3. Sistematizar la innovación. Superar la epidemia de pruebas piloto descoordinadas para tomarse en serio ser una organización que innova sistemáticamente y estratégica.

4. Imaginar la administración como una gran plataforma de servicios abiertos. Abrir el modelo de generación de valor en una nueva relación público privada que genere más valor para ciudadanos y empresas.

5. Si no podemos desfuncionarizar a corto como mínimo no refuncionaricemos, el camino es la flexibilidad, las estructuras ligeras con fecha de caducidad, no las estructuras que ya nadie se acuerda para qué servían pero que continúan ad eternum.

Nota final

Lo que no cambiemos en este contexto de crisis fenomenal, no sé cuando lo cambiaremos. La crisis es la oportunidad de reinventar el sector público (al menos intentarlo serieamente). Nos jugamos mucho en ello.

(el fondo es de Masaccio)