Disfruto de una conversación talentosa en el Hotel Trías de Palamós. Escucho atento la anécdota que su propietario, Lluís Camós, uno de los hoteleros más brillantes del país, explica de su padre, empresario del corcho, que le encerraba dos veces al año en el despacho y le recordaba con gran liturgia que “el dinero no lo he hecho trabajando si no paseando”. Moverse es la estrategia, tener diálogos inteligentes en los que inspirarse, conocer y desarrollar experiencias que transpiren esfuerzo, establecer paseos laterales que permitan ver obviedades dónde nadie las ha visto antes, imaginar cómo convertir en clientes a no consumidores.
Ha sido una semana intensa llena de diálogos enriquecedores. He escuchado a una de las grandes fortunas españolas, con una agenda repleta de grandes consejos de administración, compruebo lo aguas abajo que veía la innovación desde su lente de exigencia de resultados. Hace su papel, exige a los gestores pero no se le ocurriría ponerse a gestionar. Se mueve entre números y escanea oportunidades sin parar.
He disfrutado de una charla fantástica con el Profesor Nueno cuya visión parece no agotarse nunca y su capacidad para concretar grandes proyectos asombra. Ahora triangula Europa y China con África. La sensación es que en este reequilibrio de la riqueza mundial que supone el emerger de Asia necesitamos muchos más Nueno para que Europa no sea un espectador de su propio declive y sea capaz más de cambiar que de quejarse. Nueno se movió antes que nadie y probablemente lo volverá a hacer.
He tenido la suerte de realizar un taller con una empresa en Madrid en fase de reordenar sus diálogos con los clientes con un objetivo no menor, pasar de ser percibidos como proveedores a ser percibidos como socios. Moverse como socios no es lo mismo que moverse como proveedor, hay que pasear más por nuevas oportunidades, hay que co-crear oportunidades y hacerlas realidad.
Que fortuna tener una semana llena de diálogos para aprender y pensar. No podemos caer en la trampa del día a día, si no nos toca el aire nos ofuscamos y cometemos más errores. Tener una empresa es duro y a menudo se nos nubla el paisaje, debemos garantizar que entra aire fresco. Moverse es la estrategia.
Ha sido una semana intensa llena de diálogos enriquecedores. He escuchado a una de las grandes fortunas españolas, con una agenda repleta de grandes consejos de administración, compruebo lo aguas abajo que veía la innovación desde su lente de exigencia de resultados. Hace su papel, exige a los gestores pero no se le ocurriría ponerse a gestionar. Se mueve entre números y escanea oportunidades sin parar.
He disfrutado de una charla fantástica con el Profesor Nueno cuya visión parece no agotarse nunca y su capacidad para concretar grandes proyectos asombra. Ahora triangula Europa y China con África. La sensación es que en este reequilibrio de la riqueza mundial que supone el emerger de Asia necesitamos muchos más Nueno para que Europa no sea un espectador de su propio declive y sea capaz más de cambiar que de quejarse. Nueno se movió antes que nadie y probablemente lo volverá a hacer.
He tenido la suerte de realizar un taller con una empresa en Madrid en fase de reordenar sus diálogos con los clientes con un objetivo no menor, pasar de ser percibidos como proveedores a ser percibidos como socios. Moverse como socios no es lo mismo que moverse como proveedor, hay que pasear más por nuevas oportunidades, hay que co-crear oportunidades y hacerlas realidad.
Que fortuna tener una semana llena de diálogos para aprender y pensar. No podemos caer en la trampa del día a día, si no nos toca el aire nos ofuscamos y cometemos más errores. Tener una empresa es duro y a menudo se nos nubla el paisaje, debemos garantizar que entra aire fresco. Moverse es la estrategia.
(La imagedn es de H. Bosch)