Quizás quede algo de la vieja dialéctica hegeliana que popularizó el marxismo, pero lo cierto es que hay contradicciones dialécticas en las que no resuelvo definir fácilmente la síntesis. Me ha salido este Zibaldone menor, con permiso del maestro Leopardi.
1. Resolvemos con apuros la relación entre lo urgente y lo importante. A menudo lo urgente es cansado y lo importante es difícil, por lo que excusarnos en el día a día no nos va mal.
2. Cierran una cadena de información de calidad como CNN+ y dedican la frecuencia a un canal sobre Gran Hermano. La desinformación galopa y expande la mediocridad.
3. Observo el nuevo gobierno catalán, hay un número notable de académicos y me parece bien, pero me sorprende que no haya gente de sólida experiencia empresarial, estoy seguro que lo han intentado. Reconozcamos lo difícil que es dedicarse a la política.
4. Llenamos nuestra vida profesional de palabras que pueblan el paisaje (innovación, talento, emprendimiento, igual que hace unos años eran estrategia, calidad, just – in – time) pero escribimos los resultados con una narrativa de números que solamente esporádicamente podemos pintar de color rojo. En cambio, aquellos que quieren escribir con números su narrativa personal a menudo se equivocan.
5. Visito una empresa textil que ha hecho del producir en España su punto fuerte, ir a contracorriente también puede ser innovador. Tienen éxito, están creciendo mucho. No podemos quedarnos de brazos cruzados contemplando el sucumbir de Europa ante Asia y demás emergentes. Europa somos nosotros. Son un buen ejemplo.
6. Colaboro con gente joven extraordinaria, formados, comprometidos, trabajadores, con valores para con los demás, con una visión abierta del mundo. Cuan a menudo les olvidamos perdidos en la estadística y la retórica ni – ni. Aprendo de ellos.
7. Algunos piensan que la exigencia de que las universidades hagan más transferencia de conocimiento a las empresas va en contra de las humanidades en general. Lo veo exactamente al revés. La gran oportunidad de las universidades es su capacidad de ofrecer síntesis que las empresas no resuelven fácilmente. A veces, es más cómodo pensar que no nos entienden. Hay quien todavía cree que la solamente universidad atesora conocimiento y la empresa solamente atesora habilidad para los negocios. Prefieren este mundo, es más fácil residir en el tópico.
8. Hay quién confunde talento con títulos y hay quien confunde liderazgo con cargos. Por suerte Jose Antonio Marina describe perfectamente talento como la inteligencia triunfante que “consiste en que una persona tenga ideas adecuadas al momento, soluciones a los problemas, una manera adecuada de comunicarse con los demás, que sepa utilizar sabiamente sus recursos y que tenga buenos sentimientos”. (La Vanguardia, 11.1.11).
9. Me siento incómodo con el debate sobre el retraso de la jubilación y no porque sea un síntoma más de la incapacidad de cambiar que exhibe Europa ante sus propios indicadores de insostenibilidad, me siento incómodo porque no me gustaría jubilarme, a lo sumo me gustaría trabajar distinto.
Ya basta, el AVE entra en Atocha. La imagen es de Fra Angélico.