Agradecer es recordar y es invertir.
La generosidad es una inversión sin expectativa de ROI.
Aprender a agradecer es crecer.
No acordarse de quién te ayudó es una mezquindad que debería pasar factura.
El agradecimiento requiere su tiempo y su forma.
Los líderes agradecidos son líderes sólidos.
Los líderes engreídos tienen seguidores soberbios.
Los desagradecidos viven en un mundo que creen no da vueltas.
La obsesión por medrar impide ponerse en lugar de los demás.
Agradecer sin emoción es agradecer sin sustancia.
(La imagen es de Piero della Francesca)