
En las empresas solamente hay una cosa más importante que vender y es cobrar dejando satisfecho al cliente.
Lejos de la imagen de barbas afiladas y ojos golosos de los vendedores insaciables, para muchos la venda es un trabajo duro y complejo, que además requiere de mucha estabilidad emocional.
Vender confiere una presión a la que muchos profesionales prefieren renunciar, pero sin ventas no hay empresas.
Los que más presión tienen al vender son los que ofrecen productos perecederos.
La venta consultiva es la más complicada, hay que crear el producto y servicio mientras se interactúa con el cliente.
A algunos funcionarios les iría bien tener que pasarse un tiempo viviendo de lo que fueran capaces de vender, quizás así respetarían más a los que hacen empresa gracias a vender.
Respetar a los que intentan vender es un síntoma de madurez.
(el detalle es de G. Bellini)