El titular de verano de La Vanguardia “Las Universidad española se hunde en el ranking” que lleva en portada tiene efecto en mí, me voy a la fuente original y me pongo a hacer algunas constataciones sobre el ranking de Shanghái. http://www.lavanguardia.es/premium/edicionimpresa/20100820/53986296982.html
No hay muchos cambios en referencia a la universidad española respecto a ediciones anteriores. La universidad española es una institución con enormes dificultades para ejecutar cambios reales y como consecuencia no avanza significativamente en el ámbito internacional. Dejadme compartir algunas apreciaciones sobre la edición 2010 del AWRU http://www.arwu.org/ :
No hay muchos cambios en referencia a la universidad española respecto a ediciones anteriores. La universidad española es una institución con enormes dificultades para ejecutar cambios reales y como consecuencia no avanza significativamente en el ámbito internacional. Dejadme compartir algunas apreciaciones sobre la edición 2010 del AWRU http://www.arwu.org/ :
1. Consideración genérica: los rankings no son instrumentos que permitan todos los matices pero ayudan a pensar en serio sobre posicionamiento internacional. Tiene poco sentido valorar positivamente los rankings que sitúan en la élite a algunas escuelas de negocios españolas y en cambio desconsiderar los rankings que no dejan bien paradas las universidades españolas. Ni fundamentalismo teológico sobre los rankings ni el pensar que no tienen ningún fundamento, especialmente los que como el de Shanghái han pasado a ser la referencia internacional.
2. El dominio de las universidades de Estados Unidos es impresionante, como siempre. Para algunos es una anécdota emocional que este año Berkeley se sitúe en el número dos por delante de Stanford, eso sí, mirando a Harvard permanentemente en el número 1.
3. Entre las top 100, el papel de las universidades UK es cada vez más sólido, más allá de situar a Cambridge y Oxford entre las top 10, nueve universidades británicas más están entre las top 100.
4. Europa tiene presencia significativa entre las top 100, además de las británicas hay 4 universidades alemanas, tres suecas, dos danesas y dos suizas. Digamos que anglosajones, centroeuropeos y escandinavos se reparten el mejor posicionamiento universitario.
5. Las universidades italianas tienen cuatro presencias entre el 100 y el 200. Las universidades israelíes tienen también cuatro presencias entre las top 200. Las chinas emergen entre el 100 y el 200 y países como Canadá tiene siete presencias entre el top 200 y Japón ocho.
Está claro que las universidades españolas no consiguen progresar como sería deseable y este no es un problema solamente de la universidad si no de toda la sociedad. No puedo imaginar un país serio y próspero sin un sistema universitario mucho más eficiente. Se me ocurren algunas reflexiones rápidas, seguro que muy criticables sobre por dónde orientar los cambios:
1. Aprovechar los agentes de cambio que están dentro de las universidades y que no son pocos, apoyar seriamente aquellos que quieren hacer de la universidad una organización innovadora (no la institución que más habla de innovación pero que se la aplica muy poco). Apoyar a aquellos rectores, decanos, gerentes, profesores, investigadores, que realmente están comprometidos con universidades que ofrezcan resultados contrastables a nivel internacional y que menudo deben enfrentarse a todo tipo de demagogias y resistencias corporativistas al cambio.
2. Las universidades deberían dejar de hablar de cambios en la gobernanza y aplicar algunos cambios que están en su mano y que son muy importantes en su rendimiento. Mirar siempre hacia otro lado no es lo mejor para afrontar cambios profundos. Las universidades deben demostrar capacidad de cambio profundo, mucho más allá de los gobiernos. Las universidades que rompan el techo de cristal que supone el corporativismo tendrán opciones, las otras no.
3. Los gobiernos (estatal y autónomos) deberían desregularizar muy seriamente la educación superior. Dejar que las universidades tuvieran modelos realmente autónomos y una financiación basada en resultados. Dejar nacer modelos radicalmente nuevos si se plantean consistentemente aunque rompan ortodoxias locales.
4. El modelo de gestión de talento de las universidades es poco adecuado. Soy partidario de cuestionar seriamente el modelo funcionarial y apostar por una movilidad intensa, real e internacional entre universidades así como entre universidad y empresa. Hay que destilar una permanente selección de talento.
5. Los recursos de que dispone la universidad deben incrementarse gracias a una revisión al alza de sus tasas, de un incremento muy importe de la implicación de la sociedad en la financiación de las universidades (fundraising), gracias a una mayor implicación en la valorización de su conocimiento y de una nueva generación de contratos – programas gobiernos – universidad basada en resultados, en trayectorias más que en proyectos a futuro.
Hay que implicarnos en la universidad, no solamente criticarla desde fuera. Hay que entrar en su complejidad, apoyarla en todo su potencial que no es menor y promover cambios profundos.
Ciertamente no es lógico que España tenga el posicionamiento internacional que tiene su sistema universitario, hay que reflexionar sobre ello y sobretodo actuar. No muchos más diagnósticos, ni más normas que añadan complejidad a la complejidad. Liderazgo para el cambio y apoyo a los que desafían al corporativismo. Llevados demasiados años encallados en los mismos temas.
Ciertamente no es lógico que España tenga el posicionamiento internacional que tiene su sistema universitario, hay que reflexionar sobre ello y sobretodo actuar. No muchos más diagnósticos, ni más normas que añadan complejidad a la complejidad. Liderazgo para el cambio y apoyo a los que desafían al corporativismo. Llevados demasiados años encallados en los mismos temas.
(El detalle es de Simone Martini)