Josep Pla y el management no tienen nada que ver. No abusemos de las comparaciones. Cierto es que el escritor ampurdanés es tan prolífico que la tentación de convertirlo en enciclopédico es recurrente. Pero insisto, no estiremos las analogías.
Llevo muchos años leyendo a Pla. Lo leo en verano, para mí, leer a Pla es síntoma de vacaciones. Heredo de mi padre el amor por la obra de Pla. Siento el mundo de Pla como algo que me es cercano, en cualquier caso más cercano que muchas otras identidades. Sonrío ante las proposiciones de Pla, como por ejemplo la que utilizaba para justificar su conservadurismo, simplemente se definía como partidario de las monedas estables.
El mundo del management está presidido por los verbos. El mundo de Pla está presidido por los adjetivos. Pla parecía construir frases simplemente para sostener adjetivos. Sin embargo, su narración es de lo más consistente que he leído. Los adjetivos son el paisaje que envuelve cualquier guión.
Hay dos cosas que me han llevado a relacionar Pla y el management. La primera, el descubrimiento que Pla hace de la complejidad. La complejidad no es sofisticación. El management es complejo, no es sofisticado. Y la segunda, Pla me lleva a pensar en cuales serían los adjetivos que encontraría para el management. Seguro que sabría rescatar adjetivos imposibles para enfatizar los matices que toda gestión comporta o para describir sin parangón esos liderazgos sobrios, callados, robustos que aguantan muchos proyectos. Pla habría usado adjetivos de importancia para hablar de management y algún final de frase lleno de ironía contenida, para sonreír sin perturbar el orden.
Llevo muchos años leyendo a Pla. Lo leo en verano, para mí, leer a Pla es síntoma de vacaciones. Heredo de mi padre el amor por la obra de Pla. Siento el mundo de Pla como algo que me es cercano, en cualquier caso más cercano que muchas otras identidades. Sonrío ante las proposiciones de Pla, como por ejemplo la que utilizaba para justificar su conservadurismo, simplemente se definía como partidario de las monedas estables.
El mundo del management está presidido por los verbos. El mundo de Pla está presidido por los adjetivos. Pla parecía construir frases simplemente para sostener adjetivos. Sin embargo, su narración es de lo más consistente que he leído. Los adjetivos son el paisaje que envuelve cualquier guión.
Hay dos cosas que me han llevado a relacionar Pla y el management. La primera, el descubrimiento que Pla hace de la complejidad. La complejidad no es sofisticación. El management es complejo, no es sofisticado. Y la segunda, Pla me lleva a pensar en cuales serían los adjetivos que encontraría para el management. Seguro que sabría rescatar adjetivos imposibles para enfatizar los matices que toda gestión comporta o para describir sin parangón esos liderazgos sobrios, callados, robustos que aguantan muchos proyectos. Pla habría usado adjetivos de importancia para hablar de management y algún final de frase lleno de ironía contenida, para sonreír sin perturbar el orden.
(más ojos de Piero della Francesca para ilustrar)