La planificación estratégica ha dejado de ser la respuesta. Hablamos de innovación, hablamos de “Strategic Agility” o de “Strategic Learning” para enfatizar la necesidad de responder con flexibilidad y rapidez a los retos que plantea un entrono cambiante. Definitivamente, la planificación no se compadece con esa flexibilidad y rapidez. La estrategia es un horizonte imprescindible pero la forma de avanzar hasta él (o de crearlo) ha cambiado. La ejecución de la estrategia es cada vez más “learning by doing”, la capacidad y la velocidad de aprender pasan a ser competencias tan esenciales como el conocimiento acumulado. Es más, el conocimiento acumulado encuentra sentido si es superado en las propias lógicas de aprendizaje que le acompañan. Aprender y ejecutar en una espiral que hace crecer. Lo importante no es solamente el camino recorrido si no la habilidad para continuar recorriendo caminos conocidos o caminos que somos capaces de crear (más allá de si están o no planificados). Cómo leemos el entorno y generamos oportunidades de esta lectura de un contexto cambiante pasa a ser lo fundamental.
Las oportunidades están ahí, en los cruces de conocimiento, en la interacción, en la lateralidad, están más fuera que dentro de las organizaciones. Lo importante es tener el horizonte en mente, y aprovechar las oportunidades que el contexto nos presenta. Claro está, también hay amenazas, hay riesgos, adversidades. Pero hay oportunidades, y hay más, si sabemos leerlas desde la flexibilidad y la apertura de mente. Hay más, si movilizamos el talento de las organizaciones, lo soltamos, más que lo amordazamos. Hay más. Agilidad estratégica, estrategia que aprende, innovación: son los nuevos esfuerzos para crear valor sostenidamente, es decir, valor que se regenera con la interacción con el exterior de la organización.
La planificación estratégica nos daba seguridad. Planeábamos y tocaba ejecutar. Ahora toca ejecutar y aprender al mismo tiempo, no dejar de pensar, de cuestionar, de innovar. Es menos seguro pero es fascinante y mucho más realista.
Las oportunidades están ahí, en los cruces de conocimiento, en la interacción, en la lateralidad, están más fuera que dentro de las organizaciones. Lo importante es tener el horizonte en mente, y aprovechar las oportunidades que el contexto nos presenta. Claro está, también hay amenazas, hay riesgos, adversidades. Pero hay oportunidades, y hay más, si sabemos leerlas desde la flexibilidad y la apertura de mente. Hay más, si movilizamos el talento de las organizaciones, lo soltamos, más que lo amordazamos. Hay más. Agilidad estratégica, estrategia que aprende, innovación: son los nuevos esfuerzos para crear valor sostenidamente, es decir, valor que se regenera con la interacción con el exterior de la organización.
La planificación estratégica nos daba seguridad. Planeábamos y tocaba ejecutar. Ahora toca ejecutar y aprender al mismo tiempo, no dejar de pensar, de cuestionar, de innovar. Es menos seguro pero es fascinante y mucho más realista.
(El filósofo meditando es de Rembrandt)