Que las políticas públicas tengan impacto no es fácil. A menudo desde la mayor buena voluntad se escriben grandes «cuentos de la lechera» que consisten en poner recursos y condiciones y esperar que las cosas pasen simplemente porque parece que al haber pasado en otros sitios también pasarán aquí.
El Ministerio español de Ciencia e Innovación anuncia una inversión de más de 6.720 millones de Euros de lo que infiere que se van a crear 40.000 empresas tecnológicas que crearán 500.000 puestos de trabajo cualificados. El programa tiene cosas más interesantes que otras, como siempre sucede y es un esfuerzo necesario en este momento económico. No critico la existencia del programa, al contrario. Lo que me aturde es esa precisión en crear 40.000 empresas. No sabemos como lo han contado, como se mide el riesgo, el esfuerzo, el liderazgo, la base de diferenciación y atención del mercado que permite que una nueva empresa tenga éxito. Pero la cifra no me dice mucho, me impresionaría más, puestos a calcular, que no fueran empresas ínfimas como sucede normalmente con este tipo de entrepreneurship en cadena.
Las cosas por desgracia son un poco más complicadas para todos, y por descontado, también para los que ostentan responsabilidades públicas. Considero sinceramente que este tipo de política pública que pretende “industrializar” el emprendimiento ha dado hasta ahora resultados muy discretos y que deberíamos innovar más en las políticas de innovación y entrepreneurship. No creo que este tipo de resultados los consiguieran ni en Silicon Valley con ese mismo dinero, porqué, ni mucho menos, es todo cuestión de poner dinero. Antes que el dinero hay que tener ideas, modelos de viabilidad y talento para hacer realidad las ideas. Por mi parte preferiría un objetivo con muchas menos empresas, pero mucho mayores, con ADN de crecimiento y globalidad, en un tiempo razonable, con gente que aprenda de sus fracasos para volver a empezar. No me gusta invertir mucho tiempo en criticar ni en sobrediagnosticar, pero es que en este caso me asaltan tantas dudas que no puedo menos que compartir el interrogante. Creo que debemos focalizar los esfuerzos en otro tipo de emprendimiento, más orientado a impacto, a mayor dimensión, seguramente ampliando el perfil de lo que ahora se entiende habitualmente por emprendedores y abriendo la puerta a la emprendeduría corporativa. Con algunas centenas de empresas tractoras globales seguramente tendríamos más resultados que con 40.000 con un promedio situado entre la microempresa y la autocupación.
En conjunto, me suena a una especie de Keynesianismo de nuevo cuño, antes se contaban por centenares de miles los puestos de trabajo que se iban a crear gracias a las inversiones públicas y ahora por decenas de miles las empresas tecnológicas que se van a crear. Pues eso, simplemente compartir el interrogante y a esperar los indicadores de impacto. Sinceramente, me encantaría que en unos años demostraran que mis dudas no tenían fundamento.
(la imagen es de Andrea Verrocchio)