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El cambio como relato posterior

27/05/2010

Nos reunimos con el equipo de dirección de la empresa. Una empresa sólida (hasta ahora), con gente de talento, con lucidez en el análisis sobre los mercados que empiezan a declinar y con una actitud abierta a reinventarse, a diversificarse, a internacionalizarse. Contrastamos posibilidades y quedan en los papeles algunos caminos, sendas de futuro grafiadas en blocs de notas llenos de urgencias diarias. Compartimos la sensación que algo nuevo puede nacer y sustituir a los que todavía aguanta la empresa y deja repletas las agendas. Es una situación habitual. Hemos vivido otras veces la emoción de las ideas. Queda lo difícil.

¿Qué hará que los nuevos caminos avancen o que queden en notas de libreta a las que el día a día impide dedicarle tiempo? Básicamente nuestra capacidad de innovación. La innovación es la disciplina que lleva las ideas nuevas a la realidad. Consiste en saber mantener el ritmo del presente pero introducir espacios para lo nuevo. Se requiere criterio, capacidad de riesgo y mucho sentido de la realidad.

Las empresas innovadoras aprovechan los indicios de declive de sus mercados para reinventarse (no solamente para decir que hay que reinventarse) mientras que las empresas prepotentes (saben más que sus mercados) o las empresas enganchadas a lo urgente (son incapaces de cambiar sus inercias ancladas en el pasado) declinan con sus mercados.

Es fácil escribir, es fácil tener ideas, pero lo transcendente es tomar decisiones prácticas realmente innovadoras.

El cambio no son palabras, son decisiones. El cambio solamente es un relato, después.

(el detalle es de una pintura de Ingres)