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Mapa de puertas cerradas

26/04/2010

No podemos desfallecer cuando se nos cierran puertas en nuestro paisaje. Puede que se hayan cerrado solas, que alguien se haya obstinado en cerrarlas o puede que incluso las cerremos nosotros mismos. A veces las puertas se cierran, suaves, de golpe, silenciosas o con estrépito.

Pero hay otros paisajes, otras puertas. Hay otros relatos que construir y otros relatos que conocer en puertas de otras calles, de otros barrios o de otras ciudades. Hay paisajes con más puertas y con picaportes quizás amables. No podemos desfallecer: buscar trabajo, buscar capital o simplemente vender, puede ser muy duro. Pero nuestra mirada no puede extraviarse en el pasado. Hay mundos profesionales desconocidos, mercados por inventar o socios solventes para negocios solventes. Es cierto que hay tendencia a la proximidad, a la inercia del pasado, pero no podemos ofuscarnos en mapas de puertas cerradas. La oportunidad puede ser muy caprichosa o muy ingenua y esconderse en las puertas más insólitas.

Otros paisajes, otros relatos, otras puertas.

Hoy ha venido a mi despacho con entereza porqué sabe que no me gusta la queja por relato. He apreciado su esfuerzo. No entraba en sus planes perder el trabajo. Se repondrá. Pintará un nuevo mapa de puertas por abrir y las abordará con sistemática y con mente abierta al cambio. Lo conseguirá. Tiene motivos. Será duro. Saldrá una persona más fuerte y más sabia. Su esfuerzo la ayuda y los testigos de su esfuerzo, también.

Y después, en otros paisajes y ante otras puertas que se abrirán, respirará aire fresco y el esfuerzo se percibirá como un tranvía que se pierde al fondo de una calle cuesta arriba.

(La imagen es de Eduard Gärtnier)