Externalizar capacidad de innovación no es cualquier cosa. Pero tampoco lo es externalizar la contabilidad o procesos clave de calidad para el cliente. Externalizar no se debe ser una religión, pero puede ser una opción, depende del tipo de empresa y, especialmente, de su cultura. La emergencia de la innovación abierta ha puesto en crisis la concepción tradicional de los departamentos internos de I+D (Chesbrough dixit). En este contexto de cambio se ha empezado a experimentar por parte de algunas empresas el outsourcing del I+D y os presento algunos argumentos a compartir:
¿Qué beneficios persigue el outsourcing de I+D?
1. Mejorar el time to market.
2. Incrementar la capacidad de talento/expertise.
3. Incrementar la capacidad de innovación (abierta)
4. Reducir costes.
2. Incrementar la capacidad de talento/expertise.
3. Incrementar la capacidad de innovación (abierta)
4. Reducir costes.
¿Qué partners pueden ser idóneos?
a. Centros tecnológicos
b. Entidades tipo Knowledge Innovation Market (brokers de innovación abierta)
c. Universidades realmente orientadas a la valorización
d.Cualquier empresa densa en conocimiento (ingenierías, consultorías) y orientada a este servicio.
b. Entidades tipo Knowledge Innovation Market (brokers de innovación abierta)
c. Universidades realmente orientadas a la valorización
d.Cualquier empresa densa en conocimiento (ingenierías, consultorías) y orientada a este servicio.
¿Qué riesgos comporta? En general los mismos que cualquier proceso de outsourcing:
1. No conseguir crear un entorno de confianza, dónde sea posible gestionar la propiedad intelectual y consolidar conocimiento.
2. Falta de comunicación/ coordinación que genere ineficiencias en entornos de oportunidad muy cambiantes.
3. Falta de un liderazgo claro en el proyecto que se traduzca en problemas operativos o una lentitud poco competitiva.
4. Excesivo foco en tecnología, cuando en realidad el proceso puede abarcar toda la gama de innovación desde la tecnología al modelo de negocio.
2. Falta de comunicación/ coordinación que genere ineficiencias en entornos de oportunidad muy cambiantes.
3. Falta de un liderazgo claro en el proyecto que se traduzca en problemas operativos o una lentitud poco competitiva.
4. Excesivo foco en tecnología, cuando en realidad el proceso puede abarcar toda la gama de innovación desde la tecnología al modelo de negocio.
(La imagen es de Santiago Rusiñol).