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Vivir de repetir tópicos

24/01/2010

Hay quién vive de repetir tópicos, volviendo machaconamente a lugares comunes como si fueran de última novedad. Para ellos hablar en público consiste en combinar aquellos tópicos que han asimilado como su zona de seguridad. En las reuniones insisten en largas introducciones sobre aquello en lo que el consenso es total, en cambio, escasean sus propuestas concretas o diferenciales. Los amantes de los tópicos los coleccionan como conceptos por encima de la realidad, por lo tanto da igual si el enunciado tópico produce resultados prácticos o no. Lo único importante es la idea y su vinculación con algún país o región mítica. (Es habitual combinar acríticamente tópicos y benchmarking). Que la realidad no afee el tópico y el discurso.
Así hace unos años la planificación estratégica se convirtió en un mito que llenó de DAFO, estrategias y acciones que se presentaban pomposamente y que a menudo generaban resultados menores en forma de misiones y visiones que ya nadie volvía a visitar. O se ha pregonado hasta la saciedad la relación universidad – empresa o la triple hélice tal demiurgo de la sociedad del conocimiento sin pararse a observar sus resultados reales en impacto en el PIB. O ahora se hacen elogios sobre talento cuando en pocos lugares se rompen las inercias de reclutamiento profesional y se imponen lógicas realmente meritocráticas. O se habla de innovación como si fuera una solución fácil para revolucionar la competitividad de las organizaciones. O las web 2.0 o las redes sociales. La lista es larga.
Todos los tópicos tienen un fondo de verdad y su aplicación llegar a ser muy potente, pero su banalización llena las organizaciones y los territorios de iniciativas que tienen más como finalidad ser espejo de discursos llenos de tópicos que proyectos de cambio consistentes. Adoptar los tópicos de moda nos ocupa una barbaridad de tiempo en reuniones y actos públicos. Pocas veces son algo más que tópicos de papel.
Pensar consiste a menudo en esforzarse en ir más allá de los tópicos, ya sea buscando la forma de hacerlos consistentemente realidad o de adecuarlos a las condiciones cada empresa o de cada territorio. Inspirarse en el tópico puede ser una buena forma de empezar a pensar, pero quedarse en el tópico rara vez da resultado.
(el detalle es de Raffaello Sanzio)