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El talento huye de la política

10/10/2009

Un país tiene un problema serio cuando la gente preparada no opta a la política, un país tiene un problema muy grave cuando la política ahuyenta el talento. Ni las sociedades ni los mercados son de calidad sin política de calidad. La política es una actividad en la que hay una mayoría decente y una minoría indecente, en una proporción que debe ser similar a otras profesiones. Este deporte de tener políticos a los que atribuir todos los males para dimitir de las responsabilidades personales no lleva ninguna parte. No tomarse la política en serio es una inmadurez, tomarla demasiado en serio puede ser una ingenuidad. Si hacer política es vivir en el escaparate, estar bajo sospecha y cobrar mucho menos de lo que pagaría el mercado profesional en gente capacitada, no parece una opción muy atractiva para los que pueden escoger su camino profesional. Reírnos sistemáticamente de los políticos, denostarlos, es un camino fácil que no lleva a ninguna parte. Italia es el paradigma.
Necesitamos un país de gente que no abdique de sus responsabilidades y que sea muy exigente con los políticos porqué empieza por ser un poquito exigente consigo misma. Necesitamos un país dónde lo normal no son políticos que solo saben hacer política, si no profesionales que, eventualmente, hacen un servicio a la sociedad dedicándose a la cosa pública.
Bien es cierto que los partidos son a menudo maquinarias terribles en los que la obediencia cuenta más que le mérito. También lo es que el ecosistema partidos y medios de comunicación más que una garantía democrática parece a veces una coalición endogámica de intereses adornados de discurso. Pero son muy pocos los que dedican algún tiempo a cambiar los partidos o los medios desde dentro.
Ahora que vivimos en el bochorno, es un buen momento para rechazar esas soluciones fáciles que consisten en críticas muy estridentes que no van a cambiar nada. Si el talento continua huyendo de la política lo pagaremos muy caro. Hay que evitar que el talento que queda en la política se canse y que gente de talento vuelva a la política, precisamente por qué son la garantía de que otra política es posible.

Con política mediocre no hay futuro brillante.

(continuo con las arboledas de Rusiñol)