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Retos 1.9

29/08/2009

Las vacaciones también pueden servir para revisitar los propios retos personales, profesionales y empresariales. Así como los personales son propios del ámbito de lo discreto os propongo compartir algunos de los retos que me empujan en este inicio de curso.

1. El reto de la autenticidad. Trabajar cada vez más en cosas que sean auténticas. Me refiero a que las cosas deben tener sustancia y no solamente construirse en base a cuatro ideas mal copiadas para intentar construir un relato aparente. La multinacional de la falsificación también llega al management y me gustaría poder alejarme de aquellas iniciativas que no sean más que humo para aparentar que estamos al día y que nos movemos pero que no tienen ningún impacto real.
2. El reto del impacto. Cambiar las cosas no es fácil. No lo es en la empresa privada (el equilibrio entre la inercia que nos proporciona los ingresos de hoy y la apuesta por el riesgo que nos debe proporcionar los ingresos de mañana no es fácil de encontrar y llevar a cabo), no lo es en la universidad (transcender el deporte de acumular conocimiento para que el conocimiento sea palanca de cambios significativos) no lo es en la administración pública ( ir más allá de los tópicos que todos repiten y orientarse a resultados significativos, constatables). El reto es que los papeles que escribimos sirvan como instrumento de cambio real y no solamente como ejercicio literario. Resultados, resultados, resultados.
3. El reto de aprender. El día que nos creemos que ya lo sabemos todo o sabemos mucho, este día, nos hemos prejubilado. Aprender es el motor de todo: es lo que nos ilusiona y seduce, lo que nos hace interesante nuestro trabajo, lo que nos permite mirarnos al espejo sin cansarnos de nosotros mismos, lo que nos permite innovar, lo que nos da pistas para afrontar nuevas complejidades. Vivir intensamente es aprender, vivir sin aprender es transcurrir entre rutinas.
4. El reto de pensar en grande. Es algo más que la dimensión. Es la escala de reflexión y la capacidad de moverse fuera de las áreas de seguridad con las que intentamos protegernos. Pensar en grande es desafiar la escala de nuestras inercias. Pensar en grande es cuestionar nuestras ortodoxias y desafiar algunos dogmas. Pensar en grande es luchar permanentemente contra nuestras mediocridades, las propias, las del país, las del mundo. Pensar en grande es alimentar el “pipeline” de las cosas que quizás conseguiremos hacer porqué no sabíamos que eran imposibles.
5. El reto del esfuerzo. No podemos olvidar que no hay relato significativo ni resultados sólidos sin esfuerzo. Dicho esto, el reto es Alojar mejor los propios recursos. Entender que el compromiso con los proyectos debe ser estratégico e inteligente. Dibujar trayectorias de trabajo eficientes. Equilibrar el esfuerzo para asegurar resultados sostenibles. No sepultar nuestros esfuerzos en las rutinas irrelevantes. Evitar que un esfuerzo excesivo nos fatigue de nosotros mismos.

Empieza el curso. Buen viaje.

(La imagen es de Garemijn)