Recuperar el valor del esfuerzo es estratégico.
Nos falta ambición empresarial, gente con hambre de empresa.
Pensar el emprendimiento sin sacrificio es una quimera.
Tener la humildad de mantener el esfuerzo a lo largo de la vida profesional y empresarial es importante. Hay muchas muchas organizaciones grandes en las que mantener el esfuerzo no es habitual, en lo que lo habitual es amodorrarse después del éxito y perder el nervio y la constancia que ha permitido el éxito. Hay muchos directivos que no han sabido reaccionar ante la crisis porque suponía volver a esfuerzos que ya consideraban superados en su vida. Para volver al esfuerzo se necesita humildad. El esfuerzo, a veces, es una condicíón del liderazgo.
Intentar mitigar el riesgo de los emprendedores solamente nos lleva a crear empresas pequeñas.
Las administraciones se equivocan cuando se centran en mitigar esfuerzo y riesgo.
Reconocer socialmente el valor del esfuerzo es prioritario (ni que los que se esfuercen ganen dinero).
No deberíamos acostumbrarnos a lo pequeño (tener casi solamente pyme, pensar en pequeño, renunciar a visiones rompedoras, marearnos ante la dimensión global). Pensar en grande es un esfuerzo, crear algo grande es un gran esfuerzo.
Encuentro esta cita de Gandhi: «nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa».
(La imagen es de Petrus Christus)