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10 verbos para luchar contra la crisis y contra nuestras inercias

26/12/2008

Vamos a acabar el año en positivo, os deseo un 2009 de salud y proyectos, 2009 también puede ser un buen año. A por ello. Felices Fiestas

La crisis económica es distinta en cada empresa, en cada ciudad o en cada administración, pero hay algunas pautas que nos pueden servir para repensar nuestras estrategias para superar esta complicada situación. Es momento de estrategia en mayúsculas e innovación, es momento para aflorar nuestras inercias y reconsiderarlas. No tocar lo que funciona pero afrontar seriamente todo aquello que es mejorable. Quisiera compartir con vosotros 10 iniciativas para luchar contra la inercia:

1. Medir el impacto. Centrarse en aquellos procesos e iniciativas que realmente generan impacto, que son nuestro “core business” en la empresa o que producen realmente resultados transformadores (tangibles) en la administración.

2. Combinar la gestión del corto plazo con el pensamiento estratégico. Saber salir airosos de las operaciones a corto (ajustar portfolio – vender – cobrar) con acciones que nos permitan poner las bases de un modelo de negocio o un modelo de gestión de valor orientado realmente a futuro. Basar nuestro negocio en el pasado no es la mejor manera de salir de la crisis, seguramente es instalarnos largo tiempo en la crisis.

3. Cuestionar las ortodoxias. Poner una alarma que suene cada vez que alguien diga “siempre se ha hecho así”, ser capaces de interrogar otra vez la obviedad y buscar nuevas eficiencias o nuevas fuentes de valor en los rincones inercia.

4. Tocar cliente/usuario. Cuando las cosas se ponen mal y los clientes lo pasan mal hay que estar a su lado, hay que entender sus complicaciones y anticipar soluciones. En las crisis es más difícil estar cerca de los clientes pero alejarnos de ellos es el mayor error que podemos cometer.

5. Explorar alianzas. Es un buen momento para juntar esfuerzos, aunar lo mejor de cada empresa o de cada organización para afrontar retos que por separado son más difíciles (nuevos mercados, nuevos modelos de negocio, nuevos servicios). Es el momento de la Open Innovation, para abrir la innovación hay que abrir la mente. En tiempos de crisis hay que moverse, hay que viajar, hay que multiplicar relaciones, pero hay que desarrollar olfato para no dedicar tiempo a los contactos improductivos para centrarse en las oportunidades.

6. Retener y cazar talento. La crisis suelta talento de algunas empresas y hay que estar atentos. Es una oportunidad magnífica para acercar a nuestra empresa / administración a gente que en otras circunstancias nos sería más complicado atraer. Incorporar talento siempre conlleva algo de riesgo. Nos obliga a invertir en personas antes que amarrar los proyectos que estas personas podrán desarrollar satisfactoriamente para nuestro posicionamiento y rentabilidad. Pero apostar por talento es apostar por la confianza en el futuro (eso sí, vamos a intentar reducir al máximo el gap entre la incorporación de nuevo talento y nuevos proyectos que le den sentido).

7. Aprender muy rápido y tomar decisiones. La velocidad importa. La crisis se combate con decisión, a riesgo a veces de caer en la precipitación, pero la crisis nos fuerza a actuar con reflejos despiertos. No es una buena idea marear la perdiz. Los procesos de decisión sinuosos y redundantes son especialmente perjudiciales en estos momentos, y eso vale para empresas, pero especialmente para algunas administraciones dónde no existe el concepto de velocidad (a excepción de los meses anteriores a las elecciones). Hay un equilibrio entre calidad y velocidad de las decisiones que hay que mantener sin perjuicio de acelerar.

8. Acelerar. Es momento de acelerar opciones, de acelerar la innovación, de acelerar mercados, de impulsar políticas públicas de desarrollo de impacto real. No comparto esa idea de que la crisis se combate desde el ralentí. Pero hay que acelerar sobre algo. Acelerar en la nada es ruido y pocas nueces. Tengo la sensación de que algunas comunidades autónomas con mucho dinero para la innovación van a montar ingenios de aceleración del desarrollo sobre un tejido incapaz de absorber ese desarrollo con lo que generarán ineficiencias históricas. Hay que acelerar sobre lo más sólido que tengamos, acelerar sobre lo etéreo no es solución.

9. Buscar el compromiso y la resilencia. Los discursos quedan pequeños ante los hechos y las actitudes. Es momento de aportar, es momento de comprometerse. Aquellas organizaciones que tengan una gobernanza que permita incrementar el compromiso combatirán mejor las crisis que aquellas en las que las resistencias corporativas les resten toda agilidad e impidan esfuerzos suplementarios. Es tiempo de aportar, salir bien o lo menos más posible de esta situación y luego compartir los beneficios de la salida. Pedir compromiso y esfuerzo para en tiempos de beneficio practicar la amnesia es tan necio como no saber salir de dinámicas sindicales o corporativas a las que les da igual que el mundo se hunda con tal de no cambiar sus discursos y actitudes. Compromiso y resilencia, esa es la fórmula.
10. Liderar. Lo he dicho en este blog otras veces. No es momento de esconderse. Ahora constataremos lo liderazgos de verdad. El liderazgo consiste en transmitir una visión y una lógica de llegar a ella. Esta visión y esta lógica se transmiten desde el ejemplo no desde los discursos. Los líderes que combatirán la crisis serán los que extremen su coherencia, los que evidencien compromiso y resilencia por encima de lo previsible, los que transmitan autenticidad porqué son auténticos. Los líderes que digan las verdades, que tomen decisiones para superar la crisis pero que se alejen de la lógica menor de la coyuntura adversa, que continúen pensando en clave de visiones potentes, ambiciosas.