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La ecuación movilidad – talento

13/08/2008

La gente con talento se mueve. Me entrevisto con KS, hablamos de cómo colaborar en LTCproject. Trabaja en Zúrich y Londres pero decidió que los fines de semana los pasaría en Barcelona o en Roma, escogió Barcelona. En los últimos meses, he conocido tres o cuatro personas más como KS. A todas les apetecería viajar un poco menos y trabajar más en Barcelona, pero se mueven allá dónde hay proyectos que les atraen, por reto, por dimensión, por innovación. La gente con talento se mueve, busca asociar su marca personal con marcas y proyectos corporativos que les resulten atractivos estén dónde estén.
Lo repito otra vez: talento atrae talento y mediocridad atrae mediocridad.
Barcelona es una ciudad que atrae talento, por su belleza y su forma de vivir, por la forma en cómo se mira el mundo desde Barcelona (a pesar de todo). Hay una comunicad profesional internacional que reside en Barcelona pero que no trabaja en Barcelona, casi nunca. Madrid, Londres, Bruselas, Zúrich, Frankfurt tienen menos appeal como ciudad para esta gente pero tienen más proyectos profesionalmente atractivos. El reto para Barcelona está claro. Atraer más gente que mueve su talento y conseguir que trabaje más en proyectos locales, porqué ni Barcelona, ni Cataluña, ni nadie en el mundo, va sobrado de talento, al contrario.
Moverse, profesionalmente y empresarialmente, de país, de organizaciones y de proyectos, siempre ha sido un criterio de valoración importante, pero en el futuro lo será todavía más. Tener el mundo global en la cabeza es interesante pero tener redes, contactos, formas de trabajar con el mundo global será decisivo. Las organizaciones vivirán en la pugna permanente para retener un talento que saben que tiene en su ADN la movilidad. ¿Por qué? Seguramente porqué moverse es aprender, plantearse nuevos retos, cambiar de escala. Los buenos se van, o es más fácil que tengan la tentación de irse. En las organizaciones hay gente que probablemente se irá impulsada por su talento movilizador, otras en las qué hay dudas sobre si algún día marcharán y otras que sin ninguna duda nunca se irán. La ecuación movilidad – talento falla pocas veces.