Menu

El fracaso no es un deporte

24/03/2008

A mí siempre me impresiona mucho el discurso californiano sobre el fracaso, su valoración social por la componente de aprendizaje que se supone al fracaso. Esta boutade que W. Barnett nos soltó en Stanford de que allí «enseñan a sus alumnos a fracasar rápido y barato», a mí, me impresiona porqué sé que no es una mera «pose». Adornar el CV con algunos fracasos es especialmente californiano. Pero fracasar no es un deporte, es un ejercicio duro que a veces pone escandalosamente al descubierto errores de análisis, de modelo de negocio o de competencia personal, cuando no es una mezcla de todo ello. Pero aprender del fracaso implica varias cosas. La primera, asumir el fracaso como tal y buscar fuerzas para levantarse mientras uno paga los gastos del fracaso (porque el fracaso tiene a menudo forma de hipoteca, no es gratis). Cuando una fracasa se ve abocado a analizar porqué no funcionó y se ve abocado a analizarse ¿porqué no he funcionado?. Sobre esta base, aceptación, autocrítica lúcida, aceptación de la crítica, es cierto que uno puede estar más preparado para nuevos embates. Pero, insisto, no es agradable, es duro. Hay que volver a empezar, ganar experiencia sin perder sentido de riesgo. Este post tiene como origen esta cita robada a Epicteto: «Es propio de un ignorante acusar a los otros de sus fracasos; el que ha comenzado a instruirse se acusa de ellos a sí mismo;el que está instruído no acusa ni a los otros ni a sí mismo». Epicteto, estoico, esclavo, filósofo famoso, conocía la naturaleza humana.