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2015: tres tipos de universidad

02/03/2008

En los próximos 5 – 10 años creo que el sistema universitario español se va a perfilar en tres tipos de universidad, unas de proyección internacional, otras de proyección sobretodo estatal y otras de proyección básicamente local. Seguramente, debe haber todo tipo de universidades y lo que hay que procurar es que sean de la mayor calidad posible.

1. Las universidades de proyección internacional será aquellas que hayan tenido una gobernanza que les haya permitido terminar con “el café para todos” interno y hayan podido realmente apostar por la excelencia. Buscarán liderazgos potentes, con gran visión internacional e innovadora. Esto atraerá talento y los mejores alumnos, motivo que les diferenciará y les permitirá optar a puestos significativos en términos internacionales. No menos de un 50% de sus profesores acreditarán actividad internacional y no menos del 60% de sus alumnos de postgrado tendrán un origen de movilidad (es decir, internacionales o de otras comunidades del Estado). Tendrán alianzas y proyectos con universidades top del mundo, más allá de Latinoamérica. Serán universidades con liderazgo en investigación y en la tercera misión, favorecerán la innovación a otros y se aplicarán la innovación a sí mismas. De ellas saldrán bastantes “spin-off”, algunas con alto potencial de crecimiento. Serán el “top in mind” del sistema. Empezarán a tener un nivel de “fundraising” no despreciable. Serán universidades emprendedoras que no se quejarán, simplemente, liderarán.
2. Las universidades de proyección estatal, en las que las puntas de calidad se mezclarán con la mediocridad. Esta pugna marcará su desarrollo y que avancen o que se enroquen, dependerá de la calidad de liderazgo de cada rector y de cada equipo rectoral. Podrán tener bastantes problemas para atraer y retener talento, puesto que el igualitarismo interior acabará por alejar a los que talentos más emprendedores que buscarán entornos más eficientes. Tendrán infinitos convenios internacionales pero poca actividad significativa más allá de Latinoamérica. Su tradición o su dimensión les hará ser universidades respetadas y valoradas en España pero con dificultades para destacar en investigación en el escenario internacional y con un nivel de transferencia de conocimiento de mediana intensidad. Pesará más su perfil institucional que su competitividad académica. Competirán por tener un buen número de estudiantes, aunque el concepto competitividad no les gusta. Sus cursos de postgrado atraerán alumnos de su comunidad, de comunidades del entorno y de Latinoamérica. Tendrán bastantes “spin-off”, generalmente, con bajo potencial de crecimiento. Son universidades que se moverán entre la pulsión del cambio limitado y la queja permanente. Serán el “top in mind” de su comunidad y algunas aspirarán a la proyección internacional en ámbitos muy concretos.
3. Las universidades territoriales. Aquellas que estarán presas de un corporativismo estamental que les impedirá cualquier cambio significativo, y que a pesar de sus discursos globalizantes tendrán una realidad bien provinciana. La “máquina de impedir” se hará cultura corporativa. Serán básicamente universidades de grado, con unos postgrados de movilidad muy reducida y con unos resultados de transferencia de conocimiento de baja intensidad. Viajarán básicamente a Latinoamérica. Son las que firmarán más convenios. Difícilmente retendrán talento. Sus “spin-off” serán casi siempre con dinero público. Serán el “top in mind” de su ciudad. Son las universidades que más se quejarán.

Cada universidad debería definir su visión clara y trabajar para diferenciarse, y ofrecer dentro de su ámbito la mejor calidad posible. No todas pueden adquirir proyección internacional, pero es imprescindible que algunas lo consigan y jueguen un papel importante a nivel internacional, tal y como ya lo hacen escuelas de negocios como ESADE, IESE o IE.